Por Julio César Hernández

Hace algunas semanas, un funcionario panista del gobierno del Estado aseguró que de acuerdo a la última encuesta del CEN, en Jalisco el PAN únicamente perdía en un distrito: el cuatro, en Zapopan.

Esto quiere decir que las últimas actuaciones por demás polémicas y criticables del gobierno estatal –“placazo”, “refrendazo”, “limosnazo”, túnel de Las Rosas y otros- y de los gobiernos municipales, no serían determinantes en el sentido del voto ciudadano.

Sin embargo, no han sido pocas las ocasiones en que las encuestas previas a las elecciones intermedias dicen una cosa y el proceso electoral, en los hechos, dice otra.

¿O no se recuerda aquella jornada, en tiempos de la dirigencia de Herbert Taylor, cuando los panistas se fueron a dormir con ventaja en casi los 19 distritos y amanecieron con una derrota en 17 distritos?

La historia del PAN en Jalisco marca que las grandes derrotas las sufre en las elecciones intermedias, como las que estamos próximos a vivir en 2009.

En este sentido, el dirigente nacional Germán Martínez Cázares, ha dicho que el enemigo a vencer en los siguientes comicios es el PRI.

O sea que el año próximo veremos una férrea lucha electoral entre el PAN y el PRI, y las apuestas al momento son a favor del segundo.

¿Entonces cómo es que la encuesta panista arroja resultados contrarios y una verdadera ventaja para su partido?

Si es así, sería tanto como creer que sin Fox puede repetirse el fenómeno del foxismo; o que sin López Obrador la mayoría de ciudadanos aplique el voto del “miedo”.

Es seguro que el PRI no presentará a los electores a candidatos tan buenos como nunca en su historia, y que no influirá la división que hoy enfrenta en muchos municipios, resultado no sólo de la contienda por los comités municipales sino de las secuelas que dejará la elección de sus candidatos.

Pero el PAN no enfrenta una situación interna distinta; al contrario, quizás la suya sea más aguda.

Sin embargo, el electorado bien puede enviarle al PAN y a Emilio González Márquez un mensaje de rechazo a la forma como están gobernando.