I.- El cuerpo edilicio de Zapotlán el Grande autorizó hace dos semanas la apertura de un procedimiento para la conformación de una asociación público-privada (App), cuyo propósito será renovar el obsoleto sistema de alumbrado público. Pretenden colocar más de 9 mil luminarias led y darles mantenimiento en un periodo de 20 años.
Los términos “concesión”, “privatización” y “larga vigencia” despiertan algunos fantasmas de la administración pasada que ya rondan la desconfianza colectiva.
Las “Apps” están respaldadas por las legislaciones vigentes, pues al desarrollarse con eficiencia y transparencia, la participación de particulares reditúa en mejorías para la sociedad, imposibles de conseguir si la acción en cuestión dependiera de las formas e insumos obsoletos de los gobiernos.
El conflicto surge cuando muchos zapotlenses se remontan al antecedente próximo, que estuvo lleno de controversias. Sí: la concesión de la recolección de basura, registrada en febrero de 2017 durante el trienio de Alberto Esquer Gutiérrez, hoy secretario de Agricultura y Desarrollo Rural en el Estado.
Pasados dos años, la llegada de la empresa Seos ha logrado justificarse con su servicio nocturno que genera conformidad. Mas nadie puede olvidar momentos como los tratos a la plantilla laboral de Aseo Público, a quienes intentaron intimidar para perder antigüedad al renunciar a su cargo para ser contratados por el particular. Sus protestas desembocaron en un plantón que duró dos meses frente a Palacio Municipal.
Memorable es la falta de licitación y el presunto tráfico de influencias. La compañía de origen belga recibió la adjudicación directa, sin concursar y bajo el señalamiento de que su filial mexicana es propiedad de personajes emparentados con el emecista Iván Argüelles.
Aquella polémica surgió de una sesión extraordinaria, el clásico “albazo” o “madruguete” típico entre los ayuntamientos que citan de última hora a los regidores sin entregarles a tiempo la iniciativa para su estudio, de donde salen victoriosos gracias a la pasiva fracción mayoritaria. Lo mismo ocurrió con el asunto de las luminarias.
II.- El alcalde Pepe Guerrero ha tomado precauciones, al aclarar que existen diferencias con lo anteriormente expuesto.
La figura de asociación público-privada es distinta a la de concesión, pues en la primera el ente público tendrá a su cargo el consejo administrador y una parte de los trabajos a realizar.
En la concesión, el Municipio es juez y parte; mientras la App tiene que pasar por el Congreso del Estado para su autorización formal, siendo éste el gran árbitro (esperemos que imparcial) que vigilará tanto al gobierno como al particular.
Guerrero sostiene que la estabilidad laboral de los recursos humanos adscritos a Alumbrado Público quedará intacta y en el mismo departamento; evitándose así la incertidumbre y protestas que tuvieron lugar en 2017.
Seos no tuvo contrincante: se pasó por alto la licitación y ganó directamente la adjudicación. Para cambiar las lámparas a tecnología led, quedó acordado un concurso nacional de licitación.
En torno al dinero, prometen ahorros y que no echarán mano de cambios de partidas que vayan en detrimento de otros departamentos.
Ojalá en esta App zapotlense reinen las cuentas claras, la imparcialidad y los beneficios tangibles para una ciudadanía cada vez más “arisca” y crítica a creer en sus gobiernos… y peor si van en mancuerna con la iniciativa privada.