No tengo la menor duda que Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, quisiera tener la fácil opción de Salvador Cosío Gaona, presidente de la agrupación Confío en México, de desinvitar a la senadora Lilly Téllez como aspirante a la candidatura presidencial de la coalición Va por México. Cosío simplemente le notificó a la ex conductora de noticias de TV Azteca que ya no existía interés de escucharla como conferencista, y adiós.

Ayer en rueda de prensa, Salvador Cosío dio a conocer que “decidimos informarle a la senadora Lilly Téllez que ya no hay interés en escucharla en razón de que sus comentarios van en sentido contrario a lo que estamos planteando, que es la unidad y la construcción de una gran coalición o frente amplio, plural, político o ciudadano donde debe de haber cohesión, unidad, y debe de haber diferentes ingredientes para ser más fuertes, lo que ella hace es ir hacia atrás, golpear y generar desunión. Pareciera que le hace el caldo gordo a Morena, pareciera que está actuando enfrente, no hay interés de escucharla ya”.

El error de Marko Cortés y de Confío en México, en su momento, fue haber considerado que todo aquel que “levantara” la mano y dijera que quiere ser candidato o candidata presidencial, apuntarlo en la lista y tomarlo en serio para disputar este importante espacio -una candidatura presidencial-, sin reparar en analizar su currículum, particularmente su conocimiento y capacidad en materia política o social, pues en este caso no basta con haber aparecido durante varios años en la pantalla de televisión, decidir entrar a la política, traicionar a quien te dio la oportunidad de hacerlo y dedicarse a gritar, a denostar y hasta a faltar el respeto a propios y extraños desde una tribuna legislativa, en el pasillo del Palacio de San Lázaro, en cualquier plaza pública o en televisión, para creer que ya se tiene derecho a exigir se le tome en cuenta para ser candidata.

Marko Cortés se dejó deslumbrar por la oratoria altisonante de Lilly Téllez en contra de Morena que le abrió la puerta a la política postulándola su candidata al Senado, y cuya llegada ganó gracias a la corriente lópezobradorista que arrastró a todos los candidatos morenistas en esos 30 millones de votos que le dieron a López Obrador la presidencia de la República. El dirigente panista creyó que había hecho una gran adquisición al “cobijar” y adoptar a la ex morenista. Hoy seguramente está arrepentido.

Ignoro qué atributos le vio Confío en México a Lilly Téllez como para invitarla al estrado que han ocupado verdaderas figuras de la política en México -independientemente de su color partidista o de si son de nuestro agrado o no-, como Beatriz Paredes, Ricardo Monreal, Santiago Creel, Claudia Ruiz Massieu o Enrique de la Madrid, entre otros. No tuve oportunidad de asistir ayer a la rueda de prensa, pero me hubiera gustado preguntarles que me dieran cuando menos dos atributos para justificar que la ex conductora de noticiarios estuviera en el mismo lugar que estuvieron los antes mencionados. Estoy seguro que no me los hubieran podido decir.

Felicito a Confío en México por haberla desinvitado, porque de no haberlo hecho, entonces yo estaría muy preocupado de que en cualquier momento me llegara la invitación para ir a escuchar a Gerardo Fernández Noroña. Entonces sí hubiese concluido que esta agrupación política nacional terminó convertida en una mera “carpa”. Claro, no pensaba asistir a la presentación de Téllez, por si estaban con el pendiente.

Ahora sólo espero ver cómo le hará Marko Cortés para hacer a un lado a quien se ha convertido en su verdadero “dolor de cabeza”. Es más, no dudo que el soportarla, sea el costo que esté pagando por haberle dado “cobijo” cuando salió de Morena. Y es que el dirigente panista sabe que si Téllez ya se le fue a la “yugular” a Creel, él será su próxima víctima.

Y si no, al tiempo…