Los jaliscienses se encargaron de recordarle a Enrique Aubry de Castro Palomino que el Partido Verde Ecologista de México en Jalisco no era él.
Su excesiva autopromoción mediática a través de los diversos medios de comunicación y las redes sociales le fue insuficiente para mantener al PVEM como la tercera fuerza política en la entidad. Sus errores lo llevaron no sólo a refundir a su partido por debajo del Partido de la Revolución Democrática y del Partido del Movimiento Ciudadano, sino hasta perder el registro y, por ende, quedarse sin prerrogativas.
De Castro Palomino llegó a Jalisco enmedio de la polémica y el escándalo para ser candidato a diputado en 2009, y fue en esa elección que logró a despojar al PRD de la tercera posición para sumar mucho más votos que lo llevaron a tener dos legisladores en el Congreso y un buen número de Ayuntamientos.
Las severas críticas de que fue objeto a su llegada, y por la forma en que lo hizo, lo llevaron a emprender una fuerte campaña mediática que no siempre reflejó lo que realmente era y hacía. Su discurso efusivo y envalentonado le permitió ganar una gran cantidad de espacio en los medios de comunicación, amén de esa autopromoción que hacía de su figura en las redes sociales, particularmente en facebook.
El culto a su personalidad lo llevó a creer que él era el Partido Verde Ecologista o que, como quien lo hizo dirigente aquí en Jalisco, más bien, el Partido Verde Ecologista en Jalisco era de él, por lo que no le importó romper con su único correligionario en el Congreso ni hacer a un lado a muchos militantes más para meter a familiares y amigos cercanos a la dirigencia del partido.
Enrique Aubry nunca fue factor de unidad en su partido. Bueno, ni siquiera intento serlo. Creyó que bastaba su persona. O estaban con él o estaban contra él.
Como candidato a diputado federal del distrito 14, se “colgó” de la buena imagen, fama y trabajo del priista Miguel Castro Reynoso, por lo que logrará llegar a San Lázaro como diputado federal.
Pero todo lo anterior lo llevó a despilfarrar lo que el PVEM había logrado en muchos años y hoy sumar apenas 105 mil 929 votos que representaron el 3.3 por ciento de la votación, porcentaje insuficiente para mantener el registro y seguir gozando de las prerrogativas de ley.
Así, a Enrique Aubry poco le duró el gusto de estar aquí en Jalisco, y se va dejando a su partido en el peor escenario que haya vivido desde su fundación, pues su ritmo era de crecimiento… hasta que llegó De Castro Palomino.