Sin fiesta como aquellos años idos -banda, confeti, matracas, porras, reparto de tortas y refresco- el PRI voverá a ser gobierno en Jalisco, luego de 18 años de “ver los toros desde la barrera” cuando en 1995 Acción Nacional lo sacó de Palacio de Gobierno -entonces ahí despachaba el Gobernador y no en Casa Jalisco-.

Y regresa de la mano de un joven que se dice de la nueva generación priista, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, quien prácticamente desarrolló su trabajo político desde la oposición y que ahora ha generado altas expectativas ciudadanas reflejadas en las urnas el pasado uno de julio.
Del día en que se confirma al ganador al momento en que se concreta el relevo del titular del Ejecutivo habrán transcurrido poco más de ocho meses, tiempo suficiente para que el Gobernador electo lleve a cabo los pasos necesarios para asumir el poder sin improvisaciones, comenzando por la integración de su equipo de colaboradores.
Y ahí es donde comienza el “meollo del asunto”.
El primer gran reto de Sandoval Díaz será ese: la conformación del equipo que lo acompañará en su primera etapa de gobierno -considerando que a la mitad puede haber cambios por aquello de las elecciones intermedias-, donde todos y cada uno de ellos deberán de responder fielmente al perfil del cargo que se les asignará.
Mala señal y mal comienzo si se antepone el “amiguismo” o “compadrazgo” en estas designaciones, y peor si detrás de los designados hay sospechas de mala fama, de antecedentes poco claros o de desconfianza por cargos anteriormente ocupados.
¿Que si se pretende exigir funcionarios estatales prácticamente inmaculados? Sí, por supuesto. De ese tamaño es la confianza que la ciudadanía le otorgó al PRI para que lo vuelva a gobernar a través de la persona de Aristóteles Sandoval.
Con su triunfo, el PRI y Aristóteles asumieron ese compromiso, esa responsabilidad: volver a ser gobierno, despojándose de aquello que hizo que lo perdieran en Jalisco hace 18 años. No tienen otra opción.
A diferencia del panismo de 1995, cuando la sociedad le perdonó en su primer gobierno todas aquella “novatadas” por ser nuevos en el poder, el “nuevo” PRI del que habla la generación de este partido que recupera el gobierno -municipios, diputaciones y el Ejecutivo estatal- en Jalisco no tendrá esa prerrogativa.
Por eso y para eso fueron electos: para dar resultados inmediatos.
Y para lograr eso, mucho tendrá que ver la conformación del equipo de gobierno que lleve al PRI a eso: a ser nuevamente gobierno.
Aristóteles Sandoval tiene, por lo pronto, poco más de ocho meses para elegir bien  a sus colaboradores, porque en el Gobierno del Estado no puede darse el lujo de equivocarse como lo hizo en el Ayuntamiento de Guadalajara donde algunos de sus colaboradores claves y más cercanos se vieron obligados a renunciar al cargo por verse involucrados en irregularidades e ilícitos.
Y eso, el Gobernador electo lo sabe.