Cosas veredes. El gobierno de Jorge Aristóteles Sandoval Díaz ha recurrido al agua para “arrastrar” lo que considera casos de corrupción de la administración que le antecedió, particularmente en las personas de Rodolfo Ocampo Velázquez y César Coll Carabias, directores generales del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), el primero, y de la Comisión Estatal del Agua (CEA), el segundo.
El agua “arrastró” a Ocampo Velázquez y Coll Carabias a prisión. El primero aún se encuentra detenido enfrentando su proceso en contra por desvío de recurso, mientras el segundo logró salir en libertad para enfrentar fuera de prisión el proceso en su contra también por desvío de recursos y, además, uso indebido de atribuciones.
Bien podríamos decir que “el agua le llegó al cuello” al panismo jalisciense en las personas de, por un lado, quien siempre aspiró a gobernar la capital del estado y de quien, por el otro, pasará a la historia como el primer presidente municipal del PAN en Guadalajara.
Con las denuncias y detención de quienes fueron los titulares de las dos dependencias estatales que tienen que ver en materia hidráulico, pareciera que el Ejecutivo pretende “sanear” las aguas del erario público y “ahogar” la corrupción en la que presuntamente habrían incurrido Rodolfo Ocampo y César Coll.
Si bien en el caso de Ocampo ya han corrido varios años y en el caso de Coll apenas el tiempo comienza a transcurrir, el gobierno del Estado aún está en riesgo de que finalmente todo pudiera quedar en un mero “chapuzón” y terminen por quedar “secos” de cualquier sospecha y acusación los dos panistas que llegaron a formar parte también de la Cámara de Diputados en distintas legislaturas.
Ayer Coll Carabias comentó a los reporteros presentes en la rueda de prensa que ofreció apenas poco después de 12 horas de haber quedado en libertad, que Rodolfo Ocampo le confió que esperaba pronto recibir sentencia para definir pronto su situación con la esperanza de que sea absolutoria. Ayer mismo César Coll juró y perjuró que era inocente de las acusaciones que existían en su contra y que ya en libertad se encargaría de demostrarlo.
¿Cuánto tiempo deberá transcurrir para confirmar la culpabilidad o no de Rodolfo Ocampo y de César Coll? ¿Cuánto habrá que esperar para saber si Ocampo y Coll son la expresión de la corrupción panista en el gobierno o para reconocer que no fueron sino simplex “chivos expiatorios” ante la incapacidad o complicidad del gobierno actuar en contra de verdaderos “peces gordos” que, paradójicamente, no necesariamente tenían que ver con el tema del agua?
Quizás no pase mucho tiempo, pues, para saber si deveras el Ejecutivo logró su objetivo de “ahogar” la corrupción en el gobierno que lo antecedió o terminaremos por parafrasear y decir que “le salió el agua por la culata”. Al tiempo.