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Julio César Hernández
Aun faltan seis meses para que entre en funciones la nueva Legislatura local y los futuros diputados priistas ya andan más preocupados por quién será su próximo coodinador que por la agenda legislativa que tendrán que trabajar.
En la nueva oportunidad que la ciudadanía de ser gobierno y tener mayoría en el Congreso del Estado, hasta en esto tienen que cambiar los priistas. No puede ser posible que les gane más la ambición por tener el control de la bancada y lo que ello significa por ser mayoría que cumplir con la responsabilidad de fondo que tendrán a partir de febrero próximo.
Que si Ramiro Hernández, que si Raúl Padilla, que si Alfredo Barba Hernández, que si… No importa qué grupo político dentro del PRI tiene mayor fuerza en la nueva fracción parlamentaria. Lo que importa es que quienes estarán en el Congreso -incluidos los legisladores del PAN, PRD y PVEM- demuestren que tienen la capacidad para cumplir con su tarea y los tamaños para non ceder a las tentaciones de enriquecimiento inexplicable con el manejo de los recursos públicos como si fueran privados.
La tarea nada fácil que tienen los próximos legisladores, entre otras, será recuperar en algo la falta de credibilidad y confianza ciudadana en el Poder Legislativo de Jalisco, cuya imagen se encuentra por los suelos gracias al cochinero que se encargaron de hacer la actual y la anterior Legislatura.
Más vale que los ambiciosos y acelerados priistas que ya están pensando más en el poder y el signo de pesos que en su trabajo y responsabilidad legislativa, se serenen y recuerden que así como llegaron bajo las siglas de su partido, dentro de tres años pueden ser los responsables de que sus sucesores vuelvan a ser minoría y muchos aspirantes no lleguen siquiera a formar parte de ella.
Además, no son muchos los nuevos diputados que tienen la capacidad y merecimientos para coordinar a la bancada. La verdad es que nos sobran dedos de una mano -ya más adelante nos referiremos a ellos- para enumerarlos.
Así es que, señores, primero dialoguen con sus actuales compañeros diputados para conocer qué iniciativas importantes dejan pendientes para atenderlas en su gestión, y no caer en el error del “borrón y cuenta nueva”, y comiencen a trabajar en lo que será su propia agenda legislativa.