Por Julio César Hernández


Lo declarado por el cardenal Juan Sandoval Iñiguez sobre las instituciones públicas encargadas de apoyar a la familia, es algo que no debe quedar en anécdota ni en el archivo de los medios de comunicación.


Los gobiernos estatal y municipales –si es el caso- deben atender la denuncia lo más pronto posible, a fin de rectificar una acción que en su origen quizás tuvo la mejor de las intenciones pero que ahora se desvió de ellas y únicamente sirven para lo señalado por el Arzobispo.


En su mensaje con motivo del aniversario de fundación de la UNIVA, el cardenal Sandoval Iñiguez criticó a estas instituciones públicas a favor de la familia.


Textualmente dijo: “Fundan institutos y ahí están la sarta de vividores que viven del presupuesto”.


¿Cuáles son esos institutos? ¿A qué nivel de gobierno pertenecen? ¿Cuánto personal y presupuesto tienen asignado? ¿En qué labores lo invierten y cuáles llevan a cabo? ¿Cuántos son los beneficiados de esas tareas?


La primera pregunta nos gustaría que la hubiera contestado el cardenal, por el señalamiento que hizo y porque quizás el Arzobispado tiene información al respecto. Las otras habría que encontrarle respuesta en las instancias oficiales.


El DIF estatal, cuestionado al respecto, evitó “ponerse el saco” y se negó a opinar sobre lo dicho por el cardenal Sandoval, aduciendo que no se sintieron aludidos ni mencionaron a esta institución por su nombre.


Queremos creer que, efectivamente no se refería al DIF, pero, ¿y qué de las otras instituciones? ¿Qué de todas aquellas que apoya el IJAS y que sólo “chupan” recursos públicos sin beneficio alguno para la sociedad?


Bueno sería que, cuando menos, las autoridades le pidan al cardenal Juan Sandoval, les revele los nombres de las aludidas y actuar en consecuencia.