Julio César Hernández

El sábado pasado trascendió la versión que la dirigencia nacional del PRI había tomado la decisión de remover de su cargo a Javier Guízar Macías y que era cuestión de días u horas para ejecutarla; que sólo era cuestión de ver cómo operar su salida y definir quién sería el delegado especial.

Han pasado los días y Guízar Macías se mantiene aun como presidente del comité estatal, y transcurrido una semana que la sede del partido sigue en poder de los candidatos inconformes. Al paso de estos días, prácticamente Javier Guízar ha sido despojado de su equipo más cercano; se ha quedado solo. No tiene equipo ni tiene dónde despachar… y ni a quién atender.

Como presidente del comité estatal nadie lo tiene como interlocutor. Hay quienes le guardan –como Eduardo Almaguer y Carlos García- cierta atención, pero más en función de la institucionalidad y no convencidos de que le asiste la razón. Nadie, ningún militante o candidato acuden a él. Nadie, tampoco, ha salido a defenderlo ni a dar la cara por él.

Hubo un desplegado periodístico a favor de la institucionalidad, que inclusive fue cuestionado porque se incluyeron firmantes que no avalaron su contenido, como el dirigente de la CTM, Rafael Yerena Zambrano. Hubo una rueda de prensa a la que asistieron dirigentes de los sectores y algunos candidatos a alcaldes y diputados, y ahí el único que se defendió asimismo fue Guízar Macías.

Ninguno de los ahí presentes se atrevió a hablar y defender abierta y públicamente al dirigente del partido. Todos ellos, como se muestra en la fotografía publicada por la prensa, fueron “convidados de piedra”.

Todo indica que el delegado regional, Efrén Leyva Acevedo, trata de ayudarlo. Lo “arropa”, le abre cancha y avala que ofrezca una rueda de prensa dominical, mientras les prohíbe que hagan lo mismo a Carlos García y Eduardo Almaguer; lo “placea” a su lado en las conferencias de prensa; le da tiempo…

Pero ni aun así Javier Guízar logra ganar adeptos. Es más, ni siquiera quienes suscriben el proyecto “Amigos de Javier Guízar” se atreven a dar la cara a su favor y revelan sus nombres, como si temieran ser condenados o señalados por defender al “amigo” que dicen apoyar.

Y ante ello preguntamos: ¿De veras existen los “Amigos de Javier Guízar” o es una autopromoción? ¿
Por qué no revelan sus nombres, como sí lo hacen quienes están en su contra?

Los días avanzan y todo indica que mientras no haya ninguna definición sobre el futuro de Javier Guízar, el tiempo corre en su contra, pues además de que se queda aun más solo, comienzan a develarse una serie de presuntas irregularidades que hacen más endeble su posición.

¿Será que eso es lo que quiere Beatriz para poder tomar la decisión?