Cada vez advierto más cerca el momento en que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez cancelará definitivamente las ruedas de prensa “mediomañaneras” de los lunes, no por falta de quórum sino porque no es capaz de aceptar y atender las preguntas que para él le resultan incómodas simplemente porque reflejan una realidad diferente a la que él nos quiere hacer creer que existe.

Una realidad que él se niega a ver.

Lo peor es que la realidad que plantean los reporteros con sus cuestionamientos está fundamentada en la propia información que genera el gobierno alfarista. Pero ni eso quiere aceptar. Para él son mentiras y falsedades. Sólo le falta decir textualmente que “es un complot” o que detrás de los reporteros, de los medios y de sus preguntas, está “la mafia del poder”, los “conservadores”, los enemigos de la Refundación.

Sí, los lunes de cada semana se parecen cada vez más a las “mañaneras” de todos los días del lópezobradorismo, con la diferencia de que Alfaro tiene ahí en persona, en Casa Jalisco, a los periodistas que le son incómodos y que asisten puntualmente a cumplir con su deber profesional: cuestionar al gobernante… aunque a éste no le guste.

Del “vamos a tener una relación positiva con los medios” de su primera rueda de prensa, al “vamos a respetar a todos los compañeros de los medios” de la segunda, llegamos a la tercera con un “si te pones a hacer tu trabajo como periodista los vas a encontrar (los datos)…”. Cada vez la intolerancia sube de tono y no se advierte que pudiera llegar a los niveles que mantuvieron sus antecesores ante los reporteros de la “fuente” y los medios de comunicación en general. No puede ocultar su animadversión hacia los periodistas y medios críticos. Quiere una prensa dócil -que sí la tiene y es evidente en sus titulares cada mañana-, pero no es posible que la sea toda.

Ayer, se molestó porque el periódico El Informador tomó como “fuente” de su información a la organización civil Causa en Común, que calificó de “atrocidades” la cantidad de fosas clandestinas con cadáveres que tienen a Jalisco en los primeros lugares a nivel nacional en este rubro. “¿Qué te digo con esas preguntas”, le dijo al reportero Ernesto Gómez, “si ustedes creen que eso es Jalisco, pues adelante…”. Y advirtió: “Pues yo ya he comentado que aquí vamos a concentrarnos en información veraz y concreta, no sobre opiniones de nadie, porque es muy fácil que todo el mundo esté mencionando a organizaciones, especialistas (…). Me parece que es muy desafortunado, y más de un periódico con la historia de El Informador -al que acusó de querer chantajearlo porque no le compraba publicidad y al que le advirtió que no le daría ni un peso-, que comenten y hagan esas publicaciones que lastiman a Jalisco, pero allá ustedes, cada quien lo suyo”.

El gobernador pretende que la única fuente informativa sea su gobierno y no organizaciones civiles o especialistas en los temas a tratar, cuya visión no coincide con la oficial. Y para él, publicar noticias de los problemas que enfrenta el estado significa “lastimar a Jalisco”.

Luego se fue contra el periodista Lauro Rodríguez y el periódico NTR Guadalajara -al que como alcalde calificó de “basura” y como gobernador lo tachó de “periodiquito”-, cuando aquel le preguntó sobre cómo justifica que del gasto para difusión el gobierno dedique pocos recursos a la prevención de la pandemia y los más a propaganda del gobierno y a pagarle a sus empresas consentidas de comunicación como La Covacha, Indatcom y EuZen. El Mandatario estatal respondió:

“Hasta me lo voy a quitar (el cubrebocas), para que no digan que estoy enojado, y lo hago con mucho respeto. Tú eres un buen chavo -le dijo a Lauro-, estás haciendo tu trabajo y yo sé a lo que te mandan. Pero por última vez voy a contestar lo que ya dije muchas veces: en esta rueda de prensa no vamos a contestar mentiras…”.

Y luego, tras refutar con sus números -que no supo decir dónde están publicados-, la información que publicó NTR Guadalajara, cuya nota estuvo basada en información oficial obtenida de la página de Transparencia del Gobierno del Estado, dijo:

“Me voy a poner el cubrebocas de nuevo, sólo para decirte que no estoy enojado ni regañando, simplemente no digan mentiras, yo sé a qué te mandan, ¡está bien! tú has tu trabajo, te respeto, no quiero faltarte al respeto nunca, simplemente no te voy a contestar mentiras, no pierdas tu tiempo…”

“¿Esos datos que acaba de darnos, dónde están publicados?”, preguntó el reportero. Y aunque dijo que no quería faltarle el respeto, el gobernador le respondió: “Si te pones a hacer tu trabajo como periodista, los vas a encontrar…”. El periodista acotó: “Eso fue lo que hicimos y en Transparencia están los cheques, las facturas…”.

Entonces el gobernador se volvió a quitar el cubrebocas y sentenció: “Lauro: puedes hacer tu trabajo; con una sonrisa te digo: no pierdas tu tiempo, dile a tu periódico que no pierda su tiempo. Estamos en paz y pueden hacer lo que quieran, decir todas las mentiras que gusten, pero no vengan aquí a hacernos perder el tiempo a todos…”.

Para el gobernador, los reporteros que le hacen preguntas para él incómodas -pero periodísticamente correctas-, le quitan el tiempo.

¿De veras el gobernador pierde su tiempo con un reportero que le pregunta, que lo cuestiona con interrogantes que no son de su gusto y que no le dan espacio para el lucimiento? Si es así, creo que más bien el gobernante le hace perder el tiempo a los reporteros que acuden a su convocatoria para que lo cuestionen, pero que no les contesta cuando las preguntas no le gustan, y mejor pueden dedicar ese tiempo a la investigación periodística que sí es del gusto y preferencia de los ciudadanos, de sus radioescuchas, lectores o televidentes… aunque incomoden al poder.

Por eso, aunque sea con una sonrisa en el rostro, si la intolerancia del gobernante es la que prevalecerá en las ruedas de prensa “mediomañaneras”, lo mejor es que los reporteros aprovechen mejor ese tiempo y el gobierno, por su parte, se dedique a escuchar “el canto de las sirenas” de aquellos medios de comunicación a los que tiene sometidos y que cada mañana nos recetan titulares similares dictados desde “los sótanos del poder”.