Hace 13 años, cuando Mario Aburto hirió mortalmente a Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas de Tijuana, la vida política de varios jaliscienses dio un vuelco definitivo.

Rafael González Pimienta había sido Presidente Municipal de Puerto Vallarta y Diputado, y era uno de los jaliscienses más cercanos al entonces Candidato del PRI a la Presidencia de la República.

Óscar Navarro Gárate había trabajado en la Secretaría Particular de Colosio y éste lo había enviado a Jalisco como Delegado de Sedesol, para crear una base social y política de apoyos para la Candidatura Presidencial. Era el jalisciense que más contacto cercano había tenido con el sonorense.

Carlos Rivera Aceves era Gobernador de Jalisco, había jugado abiertamente con el sonorense la sucesión y apoyaba con todo desde su posición al Candidato del PRI.

Los tres veían muy cerca la cúspide de su carrera política. Los tres se imaginaba en el Gabinete Presidencial y Rafael González Pimienta veía además un crecimiento de sus probabilidades de convertirse en Candidato a Gobernador de Jalisco.

La muerte en campaña de Colosio cambio la vida de éstos y otros colosistas que, de ver muy cerca su arribo al poder, fueron devueltos a formarse otra vez en la fila de la política. De ese golpe muy pocos pudieron reponerse.