Durante la campaña a la gubernatura, Andrés Manuel López Obrador ni siquiera los volteó a ver.
Los ignoró y hasta actuó en su contra.
Para López Obrador no existió en Jalisco ningún otro candidato de la izquierda a la gubernatura que no fuera Enrique Alfaro Ramírez. Quizás hasta risa le dio que el candidato del Partido de la Revolución Democrática en Jalisco fue un ex militante del Partido Acción Nacional, como Fernando Garza Martínez.
El tabasqueño vino varias veces a Jalisco y en ni una sola se entrevistó públicamente con la dirigencia estatal perredista, no obstante que ésta no le “regateó” su apoyo como candidato a la presidencia de la República. Es cierto, no hizo campaña a favor de él como éste hubiese querido, pero lo que sí es cierto es que hizo más que el candidato al que apoyoó, Alfaro Ramírez.
Dicen que López Obrador se decidió por apoyar públicamente a Enrique Alfaro porque había el riesgo de que éste se fuera en apoyo de Josefina Vázquez Mota, y el propósito era que AMLO se beneficiara de los buenos “bonos” que Alfaro tenía entre la ciudadanía. Sin embargo, en Jalisco López Obrador no obtuvo los votos que sumó Alfaro, y sí hubo lugares en donde curiosamente los ciudadanos votaron por él para la gubernatura y por Vázquez Mota para la presidencia.
Bueno, pues tras su derrota no sólo en las urnas el uno de julio sino también en la mesa del IFE, primero, y luego en la del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, López Obrador estará reclamando el apoyo de todos sus simpatizantes para emprender nuevamente su lucha postelectoral y, por lo pronto, los convocó para la magna concentración del nueve de este mes en el Zócalo capitalino.
El PRD Jalisco hizo un pronunciamiento el fin de semana afin a la postura de López Obrador. Y no sólo eso, sino que anunció que lo acompañará ese domingo en la plancha del Zócalo.
¿Suena lógico que después de haber sido ignorado y hasta despreciado públicamente, demostrándole su “cariño” al adversario del perredismo, ahora éste vaya dócilmente a postrarse a los pies del señor López y darle el respaldo que éste nunca les dio? ¿No se esperaría simplemente un apoyo moral a través de un pronunciamiento de respaldo a su decisión de volver a mandar “al diablo a las instituciones” -aunque no lo haya dicho- como lo hizo en 2006, sólo que ahora negándose a aceptar el fallo de la máxima autoridad electoral?
No sé si sea cuestión de dignidad del perredismo jalisciense, pero ante el desprecio que le dio López Obrador, desprecio del que todos fuimos testigos, se esperaría simplemente una respuesta similar. ¿O no?