A diferencia del PRI, cuando pasó a la oposición en 1995, al PAN no le bastará con esperar el desgaste que provoca en sus contrincantes el ejercicio del poder para aspirar a volver al gobierno.
Los priistas no hicieron ningún esfuerzo real por cambiar, luego de que el electorado los echó del poder en Jalisco, solamente se esperaron 18 años a que la ciudadanía se hartara del PAN y volviera a votar por el priismo en el 2012.
Pero los panistas no cuentan ahora con esa aparentemente cómoda opción de no cambiar, esperar y regresar al poder, porque ahora en Jalisco el partido Movimiento Ciudadano (MC) es un tercer actor que puede retrasar el regreso del PAN al poder por muchos años.
Hasta el 2012 Jalisco vivió prácticamente en un bipartidismo: PAN y PRI. Por eso para ambos partidos no había mucho esfuerzo qué hacer: bastaba a sentarse a esperar el desgaste ajeno para volver a ganar las elecciones.
Pero esa realidad hizo que ambos partidos no entendieran que cuando ganaban no era porque los ciudadanos votaban -en positivo- a favor de uno, sino que lo hacían en contra del otro.
En esa lógica, parecería que la derrota del PAN en el 2012 pondría a ese partido en la misma condición: sentarse a esperar el desgaste priista para regresar al poder. Pero no, desde ese mismo año hay un tercer actor que puede prorrogar por mucho tiempo el regreso azul a la gubernatura en Jalisco: MC.
Luego de quedar en un vergonzoso tercer lugar en el 2012, y mantener ese estatus en el 2015, el PAN en el estado tiene frente a sí los siguientes caminos:
1. Hacer un profundo ejercicio de reflexión y realizar los cambios reales que le exige la ciudadanía para ser un partido útil y competitivo en estos tiempos. El electorado de derecha necesita un partido moderno, congruente, cercano y verdaderamente abierto a la sociedad.
Ni los mexicanos ni los jaliscienses necesitan un PAN que voltee al pasado y vuelva a sus raíces fundacionales, como proponen algunos, sino uno que responda -con principios revisados- a las necesidades de los ciudadanos de derecha del siglo 21.
Por supuesto, esta reconstrucción también pasa por limpiar la casa de cuadros corruptos y mañosos que tanto desprestigio le han dado al PAN.
La construcción de ese partido moderno, sobre las cenizas que quedaron de las últimas dos elecciones, es muy posible pero requiere de dirigentes y líderes con mucha estatura y capacidad para escuchar y cambiar de fondo su estilo de hacer la política. ¿Los tendrá el PAN?
2. Esperar pacientemente a que el PRI y MC se desgasten en el ejercicio del poder para que el voto de castigo a esos dos partidos beneficie a los panistas de nueva cuenta en las urnas.
Claro, si no surgen de aquí para entonces otras alternativas de candidaturas independientes fuertes que puedan ganarles a los partidos en las urnas.
Por lo pronto, no se ve viable que para el 2018 se pueda presentar ese desgaste que haga posible el regreso del PAN a la gubernatura.
3. Resignarse a ser un eterno segundo o tercer lugar. Si las mezquindades y las mañas de la mayoría de los que dirigen el PAN prevalecen por encima de los cambios necesarios, los panistas pueden resignarse a ser en el futuro un partido bisagra, que una y otra vez pelee por el segundo y tercer lugar.
Como se ve, el panorama para el PAN no es optimista y sus probabilidades de regresar pronto a la gubernatura de Jalisco sólo pasan por la reconstrucción del partido, convirtiéndolo en el partido que quieren tener las nuevas generaciones de derecha en el estado.
Evolucionar del partido de Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna al PAN del siglo 21 parece ser la única vía para que el panismo pueda regresar a Casa Jalisco.
La pregunta vuelve a ser: ¿tiene el panismo de Jalisco los dirigentes y liderazgos que puedan construir al nuevo PAN?