Por José Antonio Elvira de la Torre

A tan sólo unas horas del inicio formal de las campañas electorales para la presidencia de la República y para la gubernatura del Estado, resulta pertinente hablar sobre lo que esperamos de ellas, y no me refiero a la espectacularidad y creatividad con que las y los aspirantes busquen llamar nuestra atención, sino fundamentalmente a la utilidad social y el valor público que su participación en la contienda puede generar a las personas, a la comunidad y a la democracia.

Entiendo el rechazo que muchas personas tienen respecto de las campañas por considerarlas ejercicios innecesarios de repetición de mensajes e imágenes huecas que poco aportan a la solución de los problemas públicos. No obstante, es necesario que pongamos nuestra energía y capacidades en contribuir a que se conviertan en ejercicios fundamentales de información, deliberación y debate público, sobre las diferentes visiones y proyectos de comunidad política, así como de las formas específicas para lograrlo.

Si uno de los rasgos distintivos fundamentales de las democracias es “su continua aptitud para responder a las preferencias de sus ciudadanos sin establecer diferencias políticas entre ellos” (como lo expresó Robert Dahl en su texto clásico “La poliarquía. Participación y oposición”), la contribución de los procesos electorales y las campañas políticas, es de capital importancia para:

Que la estrategia de algunos actores políticos sea vaciar de ideas y programas las contiendas, no significa que sea lo más apropiado para nosotros. Es relevante que veamos las campañas electorales como una oportunidad para dialogar, contrastar y eventualmente, con base en las decisiones libres de cada persona, coordinarnos con otros en la construcción de lo público. No se trata de enfrentarse desde ideologías inamovibles y trincheras irreconciliables. La política es la herramienta que nos permite, aún con ideas e intereses diferentes encontrar posibilidades de acción colectiva y cooperación.
 
Por estas razones, en las campañas por iniciar propongo que tratemos de respondernos algunas preguntas sobre los partidos, las candidaturas que nos presentan y las opciones de políticas que nos proponen: ¿Respetan las diferencias de opinión y son receptivos ante otras formas de entender la vida en comunidad?, ¿Actúan con apego a las leyes al buscar obtener nuestra simpatía y respaldo electoral?, ¿Compiten sin tratar de avasallar a quienes no son sus seguidores, respetando sus libertades y su dignidad como personas?, ¿Rechazan sin ambigüedades la violencia, la intimidación y la imposición?, ¿Tienen antecedentes de un desempeño responsable y democrático en algún cargo o función pública?, ¿Sus proyectos y políticas están orientadas a respetar las libertades y los derechos de las personas y a producir valor público y utilidad social? ¿Las ideas que nos proponen son responsables, realizables y no ponen en riesgo el futuro de la comunidad y la calidad de vida de las personas?
 
Seguramente, cada uno tendrá sus propias preguntas para responder, espero que algunas de las aquí planteadas, les resulten de utilidad para observar y evaluar las campañas, los partidos y las candidaturas.