A tres o cuatro meses de que se releve al cardenal Juan Sandoval Iñiguez como Arzobispo de Guadalajara -según los tiempos de él mismo-, en los corrillos del mismo se sostiene que la terna final de donde saldrá su sucesor está integrada por el cardenal de Monterrey, Francisco Robles Ortega; el obispo Javier Navarro; y el actual obispo auxiliar en Guadalajara, Leopoldo González González.
En la misma Arquidiócesis tapatía se apuesta a que el elegido será éste último, el obispo auxiliar Leopoldo González González, pues considera que cubre el perfil requerido, toda vez que tiene formación en Roma, habla diversos idiomas y cubre un cargo de carácter nacional en el clero mexicano.
Según las versiones, el obsipo Javier Navarro tiene la limitación de no hablar otros idiomas y de no ser de los obispos “romanos”, esto es, que no tiene estudios o preparación en Roma.
En el caso del cardenal Robles Ortega, si bien es originario de Mascota, se argumenta que siendo ya Cardenal, de venirse a Guadalajara dejaría a la capital neolonesa sin esta sede hasta que el Papa Benedicto XVI designe nuevo Arzobispo y lo nombre Cardenal, y no se explica que haya necesidad de ello.
En cambio, el obispo Leopoldo González es egresado de la Academia Alfonsiana de Roma como licenciado en Teología Moral, colaboró en el Pontificio Consejo de Justicia y Paz de 1993 a 2000, secretario ejecutivo de la Comisión de Doctrina del Espicopado Mexicano y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
¿El papa Benedicto XVI satisfacerá el deseo de una parte del clero tapatío y convertirá al obispo Leopoldo González en el nuevo Arzobispo de Guadalajara?
Ya lo veremos.