Por Julio César Hernández
En su pasada asamblea nacional el PAN tomó importantes decisiones que tienen que ver con su vida interna y, particularmente, con la definición de candidaturas a cargos de elección popular. Inclusive se creó
Pero hay casos particulares en los que está considerada la elección abierta, o sea con la participación de la ciudadanía en general, método que otros partidos como el PRI y el PRD han cancelado o desechado tras aplicarlo durante muchos años y que tan amargas experiencias les dejó.
Otro método incluido en los estatutos panistas es el de designación de candidatos, entendido popularmente como el tradicional y rechazado dedazo de la cúpula.
En 2003, pese a no estar en sus estatutos, el PAN pretendió aplicar este método disfrazándolo de “candidato único” en Zapopan, con resultados desastrozos que lo llevaron a perder las elecciones municipales. Primero imponiendo a Fernando Guzmán y luego, ante la rebelión panista en su contra, a Tarcisio Rodríguez.
Pero fue “la misma gata, nada más que revolcada”, y el resultado el esperado: la derrota.
Y es que hubo panistas que en protesta por esta imposición, o se abstuvieron de acudir a las urnas o votaron a favor del candidato del PRI, Arturo Zamora, promovido inclusive por algunos destacados panistas, no obstante el esfuerzo en campaña de Rodríguez Martínez.
Hoy han surgido versiones en los corrillos panistas sobre la posibilidad de que el Comité Ejecutivo Nacional aplique nuevamente el dedazo a favor del secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, como candidato a la alcaldía de Guadalajara, no obstante la amarga experiencia que el funcionario vivió ya hace cuatro años en Zapopan.
Si deveras el CEN piensa hacer uso del dedazo para sacar a su candidato a la alcaldía tapatía, no estaría por demás que revise la historia del 2003 y analice si ese es el camino más conveniente para su partido en la búsqueda de retener el poder e la segunda ciudad más importante del país.
