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Julio César Hernández
Los panistas ya no sienten lo duro sino lo tupido. Primero fue el presidente del partido, César Nava Vázquez, a quien hasta le endilgaron el calificativo de “Pinocho”. Hoy es otro presidente, pero de la Cámara de Diputados, Francisco Ramírez Acuña, quien se encuentra en “el ojo del huracán”.
En ambos casos, el del ahora llamado “Navalú” -por aquello de su romance con la cantante Patylú- y el de Ramírez acuña, se advierte una clara ausencia de operadores políticos que sepan “bajar” el tema de los medios, aunque bien sabemos que hoy muchos colegas del Distrito Federal se están dando un “festín” con el ex gobernador de Jalisco, tras aquel reproche que les hizo y advertencia de que bajo su presidencia ya no habría “chayotes” para quienes cubren la Cámara baja.
Seguramente usted está al tanto de que Ramírez Acuña mandó al depósito de “chatarra” la camioneta Suburban 2006, que porque ya no era costeable y se gastaba mucho en constantes reparaciones mecánicas. Para sustituirla, adquirió otra camioneta Suburban modelo 2010 que tendría un costo de 800 mil pesos, pero sin seguir el procedimiento administrativo correspondiente; esto es, hacer la compra a través de la Comisión de Administración.
Bueno, pues todo eso le ha valido al ex secretario de Gobernación una andanada de críticas a través de los medios de comunicación y por parte de sus compañeros diputados, tanto del PAN como de los demás partido.
Así, mientras ahora la “zarandeada” le tocó a Ramírez Acuña, “Navalú” disfruta ya de los espacios en las revistas “rosas”, aquellas donde suele aparecer a quien hizo una severa crítica por usar gel y peinarse de copete, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.
“El pez, por su boca muere”, dice el sabio refrán.