Por Julio César Hernández

Responsable de la Coordinación Jurídica del PRI en Jalisco, nuestro buen amigo José Luis Monterde Ramírez acota que no hay irregularidad alguna en el proceso interno que su partido ha iniciado con miras a la elección de los dirigentes municipales priístas, como lo advertimos en las dos entregas anteriores.

De entrada, reconoce que, efectivamente, a la sesión del Consejo Político en Tolimán sólo acudieron 25 consejeros, por lo que no hubo quórum y la sesión se reprogramó para celebrarse este próximo domingo.

Y en el caso de otros municipios donde tampoco se alcanzó dicho quórum, como es el caso de Ciudad Guzmán, pero finalmente se toman decisiones y una minoría ha aprobado el método de elección de su próxima dirigencia, Monterde Ramírez aclara que dichas sesiones se han efectuado en segunda o tercera convocatoria, por lo que de acuerdo al Reglamento de Sesiones del Consejo Político Nacional, tienen toda la validez.

José Luis Monterde explica así el cuidado que, como responsable jurídico del partido, ha tenido en que este proceso se lleve a cabo en el marco de la legalidad:

“No queremos que, como en el PAN y en el PRD, nuestros procesos internos terminen en los Tribunales”.

Argumentó que la decisión de que los Consejos Políticos Municipales sesionen en segundas o hasta terceras convocatorias, se debe a que tienen prácticamente el tiempo encima para cumplir con los pasos obligados a dar para el lanzamiento de la convocatoria y la posterior elección, por lo que forzosamente deben de sacar adelante estas sesiones.

Y en la sospechosa decisión de que se elija como método para renovar los comités a través de los Consejos Políticos, es porque no hay condiciones para cumplir con las otras dos maneras de hacerlo; a través de la base militante o mediante la convención de delegados.

La verdad es que pese a los entendibles argumentos vertidos por Monterde Ramírez, entre la militancia de no pocos municipios hay inconformidad por la forma en que se han hecho las cosas y porque, finalmente, todo queda bajo el control de quienes han sentado sus reales en esos lugares, como son los dirigentes a quienes se les acabó ya su tiempo de gestión.

Y un reflejo de cómo están las cosas en el PRI es el desinterés de los propios consejeros municipales por participar en sus sesiones, y particularmente en esta donde deben elegir el método de elección de la nueva dirigencia.

Claro, quizás no pocos de estos consejeros decidan no asistir a sabiendas de que, primero, sacarán adelante la sesión a como dé lugar; y, segundo, de que asistir es tanto como aquello del “Tío Lolo”, pues finalmente no hay otros métodos de elección por cuáles decidirse que no sea mediante el Consejo Político.

Es cierto, quizás el PRI logre que sus procesos internos no se resuelvan en los tribunales, pero finalmente algo tendrá que hacer Javier Guízar para que las decisiones que hoy se tomen no “truenen” cuando de elegir a sus candidatos a cargos de elección popular se trate.