Gilberto Pérez Castillo

El ex Rector Raúl Padilla López asegura que entre él y el Rector Carlos Briseño Torres no hay más que diferencias normales, sin embargo integrantes de su grupo político cercano sí ven con toda claridad un conflicto serio entre los dos grupos.

Tal vez, creen algunos, a Raúl Padilla le cuesta mucho trabajo asimilar que su autoridad al interior del grupo político universitario sea puesto en duda, y eso lo lleva a minimizar las claras intenciones de Carlos Briseño de arrebatarle una buena parte o todo el poder universitario.

Otros creen también que Padilla López tardará en asimilar que fue engañado por Carlos Briseño, quien le fingió lealtad absoluta para lograr que lo convirtiera en Rector General, y por eso se resiste a aceptar que, a pesar de su experiencia e inteligencia, fue sorprendido y engañado por quien creyó su más fiel escudero.

Así, mientras el ex Rector trata de convencer de que no existe conflicto, los signos evidentes que muestran que sí lo hay siguen manifestándose.

Una de las muestras más claras es que el Presupuesto 2008 no fue aprobado antes de que terminara el 2007, como sucede normalmente, por las diferencias, que no son superficiales, entre las dos facciones respecto de la forma de controlar los recursos universitarios.

Tuvieron que pasar 24 días de enero para que la Comisión de Hacienda pudiera concluir, en medio de serias diferencias, un dictamen que todavía tendrá que pasar por el Consejo General Universitario.

Una prueba más de estas serias diferencias fue la salida arrebatada del Vicerrector Ejecutivo, Gabriel Torres Espinoza, de la reunión de la Comisión la tarde del 24 de enero. El motivo del coraje de Gabriel Torres, quien durante toda la sesión se mantuvo en estrecho contacto con Carlos Briseño, fue que no pudieron convencer a los miembros del ese grupo de consejeros de dejarles el control de la nómina a los briseñistas.

Quienes conocen bien el tema saben que la nómina universitaria era un poderoso instrumento para los objetivos de Carlos Briseño de irle quitando el poder a Raúl Padilla. De aprobarse el dictamen la poderosa nómina estaría bajo la custodia de un hombre de la absoluta confianza de los padillistas.

Rector o Gerente

Para los universitarios cercanos a Raúl Padilla el intento de Carlos Briseño de disputarle el control al ex Rector y su grupo es más que evidente.

A todos Briseño Torres les ha dejado claro que si quieren conseguir cosas en la Universidad debe acordar las cosas con él y no con Padilla López.

La negativa del primer círculo del Grupo de Raúl Padilla de brincarse al ex Rector ha generado reacciones en contra por parte del Rector General y su grupo. Recortes en la nómina, congelamiento de nombramientos, escasez de apoyos y hasta persecución son muestras de las reacciones de Briseño Torres a quienes se niegan a reconocerlo como la máxima autoridad política dentro de la Universidad.

En el discurso, Carlos Briseño manifiesta que él sólo quiere que se le reconozca como la autoridad formal e institucional que representa. Es decir, no quiere ser Gerente, como lo fueron los dos anteriores rectores, sino que quiere ser Rector de verdad.

Pero todo mundo sabe que Carlos Briseño conocía perfectamente las reglas del juego desde antes de aspirar al cargo, y por eso no se puede llamar sorprendido.

Carlos Briseño no acaba de enterarse apenas de cómo se ejerce el poder dentro del Grupo Universidad. Como uno de los más viejos integrantes del grupo Briseño sabe mejor que nadie que Raúl Padilla tiene las opiniones más influyentes y es el que toma las decisiones fundamentales dentro de la casa de estudios.

Con esas reglas se encumbró. Pero ahora, deseoso de más poder, las reglas ya no le gustan y la autoridad de Raúl Padilla le estorba.

Por eso no se puede explicar el conflicto que abrió en contra de Raúl Padilla como un simple intento de hacer respetar su investidura como Rector.

Estas y otras son las razones por las que allegados a Raúl Padilla ven un claro conflicto entre dos grupos por el control político de la Universidad, a pesar de que el ex Rector sólo ve una serie de decisiones naturales entre él y quien en el pasado le juraba lealtad.