Cuando Carlos Rivera Aceves hacía su salida atropellada del Congreso de Jalisco aquel primero de mayo de 1992, minutos después de haber sido designado Gobernador Interino, a la salida de Guillermo Cosío Vidaurri, se topó en la Plaza de la Liberación, entre otros, con un grupo de priistas que se manifestaban en su contra.
Encabezados por Fernando Espinosa de los Monteros y Rubén Vázquez, dirigentes de la corriente priista Democracia 2000, esos priistas tenían meses protestando contra Rivera Aceves, cuando era presidente del PRI Jalisco, porque su partido no aceptó darles las candidaturas pedidas.
Al enfrentarlos en la plaza, el nuevo gobernador alcanzó a indicarles “váyase a Palacio, quiero hablar con ustedes”.
Menos de una hora después Espinosa y Vázquez salían del despacho del nuevo gobernador con otra actitud: “ya nos explicó como estuvieron las cosas y ya nos quedó claro que Carlos es un demócrata y que el hijo de la chingada era Cosío”. A rey muerto, rey puesto pues.
Seis años atrás Espinosa de los Monteros y Rubén Vázquez habían militado en otro grupo rebelde del PRI, la llamada Corriente Democrática que a nivel nacional encabezaban Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Rodolfo González Guevara, entre otros.
Pero los jaliscienses no dieron el paso de romper con el PRI y conformar el Frente Democrático Nacional, que derivó en el nacimiento del PRD.
De entonces para acá Rubén Vázquez ha hecho una buena carrera en el PRI. Funcionario de partido, diputado local y recientemente magistrado del Tribunal Electoral del Estado de Jalisco, combinada con sus chambas en la Universidad de Guadalajara.
Luego de dejar el cargo de magistrado, Rubén Vázquez regresó a la “rebeldía” dentro del PRI e inició una gira por todo el estado buscando, dice él, convertirse en el nuevo presidente estatal de su partido. Su lema de campaña: “Es tiempo de la militancia”.
En su “rebelde” discurso de campaña se atrevió a decir que el PRI perdió las elecciones porque con el actual gobierno volvieron la corrupción, la impunidad y los viejos vicios, cosa que incomodó al gobernador Aristóteles Sandoval.
Pero como en el PRI la ropa sucia siempre se lava en casa, este martes el gobernador y Rubén Vázquez tuvieron una “fructífera conversación” de la que el “rebelde” salió convencido de que Aristóteles Sandoval puede ser “el gran promotor que la militancia del PRI necesita, para impulsar los cambios al interior del partido y del gobierno”.
Qué negociaron el gobernador y el “rebelde”, hasta hoy sólo ellos lo saben. ¿La Secretaría de Elecciones en el nuevo Comité Directivo Estatal? ¿El sector popular del PRI? ¿Apoyo para que Vázquez sea candidato en el 2018 a diputado o regidor?
Una película que ya habíamos visto. Una fórmula que ya le había funcionado a Rubén Vázquez, el eterno “rebelde” del PRI.
Para Rubén Vázquez la “rebeldía” dentro de su partido sigue siendo rentable.
Mientras tanto, en el PRI, seguirá sin ser “el tiempo de la militancia”.