No se apellida Kumamoto, no trae alrededor todo un aparato mediático que lo convierta en “rock star”, no trae detrás un grupo universitario que lo impulse ni “gurús” que quieran aprovecharse de su imagen, y parece que no existe para las empresas encuestadoras, pero sin duda es una de las sorpresas del actual período electoral al que poco han volteado a ver los medios de comunicación.

Es Francisco Castillo, candidato independiente a la presidencia municipal de Guadalajara, quien para sorpresa de sus propios adversarios ha logrado movilizar un gran número de simpatizantes en no pocas colonias en las que ha estado y generado interés entre los potenciales votantes. Por eso sus rivales, a diferencia de los medios de comunicación, no le quitan la vista de encima, y es motivo de preocupación para varios de ellos.

Y es que una de sus características es no comportarse como político en campaña, sino como un ciudadano más recorriendo calles y colonias; no utiliza un lenguaje “correctamente político” sino que le habla a sus interlocutores como lo hiciera en cualquier charla de amigos; no reparte un discurso de compromisos inalcanzables, sino de atención a los problemas en los servicios municipales que advierte “están enfermos” por su falta de atención.

Para lograr su registro requería alrededor de 14 mil firmas, pero casi triplicó la cifra: logró 38 mil, aproximadamente. Así, sin mayores estruendos.

Licenciado en Trabajo Social, sumó la licenciatura en Estudios Políticos y Gobierno, además de una maestría en Seguridad Social. Fue secretario general de la Sección III del sindicato del IMSS. Encabezó agrupaciones civiles como coordinador. Lo fue de la Unión Nacional de Trabajadores en Jalisco (UNT), del Programa de Agrupaciones Políticas en Jalisco, de Movimiento e Interacción Social y ahora de la asociación DECIDE, con la que recorrió prácticamente el 95% de las colonias tapatías.

La visión de Paco Castillo -como lo llaman- sobre los problemas de la ciudad y cómo enfrentarlos y buscar su solución, es la de quien ha recorrido sus calles, la de quien le gusta estar cerca de la gente, escucharla y atenderla. Por eso, uno de sus compromisos principales que asume al hablar ante los diversos grupos de tapatíos es hacer un “gobierno de calle”; esto es, visitar las asociaciones vecinales, estar en el barrio y sus calles atendiendo a la gente para ejecutar un gobierno confiable y resolutivo.

Ante sus interlocutores “pinta” de cuerpo completo a quienes han ocupado ya la oficina principal de Palacio Municipal: “Cuando los presidentes municipales andan en campaña, todo es besos y abrazos, pero cuando llegan al poder son inalcanzables, se rodean de ‘guaruras’, con carros blindados… y la gente abandonada”.

Sostiene que los candidatos independientes “nos debemos a la gente”, mientras que los candidatos que contienden bajo un emblema “siempre van a obedecer a sus partidos”, reitera en la plaza, en las calles, en casa por casa, que va recorriendo. Y afirma: “Estoy convencido de que el ejercicio de gobierno siempre debe ser una campaña permanente. Y eso vamos a hacer”.

Así, pues, ahí está un candidato independiente buscando la alcaldía tapatía, cuyos adversarios saben que no hay que descuidar, y se llama Francisco Castillo.