Aun tengo frescas aquellas imágenes donde en vísperas de los comicios internos para elegir a sus candidatos a cargos de elección popular, particularmente la gubernatura, observamos compartiendo el vino y el pan a los ex mandatarios Alberto Cárdenas Jiménez y Francisco Ramírez Acuña con el gobernador en funciones Emilio González Márquez.
Si no me equivoco, fueron tres las ocasiones en que se dieron estos encuentros que sirvieron para lo mismo que la “carabina de Ambrosio”, aunque, eso sí, lograron una difusión mediática como nunca la habían tenido juntos. Claro, nunca se habían presentado los tres tan al estilo de los “tres alegres compadres”.
Bueno, pero eso ya es historia. Ya vimos que conforme avanzaron los días y el tiempo, cada uno agarró su propio camino político-electoral y hoy tenemos al primero como regidor en Guadalajara; al segundo en vísperas de entregar las llaves de la embajada de México en España (si no es que ya lo hizo); y al tercero atendiendo su universidad virtual.
Sin embargo, hoy tenemos a Cárdenas Jiménez y a González Márquez frente a frente. Apostados en trincheras encontradas. Preparando sus “armas” para la batalla final en la que, quiérase o no, se juega el futuro de su partido Acción Nacional.
Alberto Cárdenas, enfundado en la casaca de ex gobernador se sumó a sus homólogos de otras entidades del país para integrar la corriente “Panistas por México” que se apostaron ante la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota para invitarla a que contienda por la dirigencia nacional del PAN -al menos eso dice ella que así fue-.
Emilio González, a su vez, fue recluido por el actual dirigente panista, Gustavo Madero Muñoz, en las filas del Comité Ejecutivo Nacional y con ello sumarlo a la lista de simpatizantes que lo alientan a pelear su reelección, sostenido principalmente por el ala radical del panismo con Cecilia Romero, en su papel de secretaria general a la cabeza.
Sin duda veremos a Cárdenas Jiménez tratando de sumar simpatizantes a la causa de Vázquez Mota -al mismo tiempo de que lo hará para Miguel Ángel Mártínez Espinoza para la dirigencia estatal-, y a González Márquez haciendo lo propio a favor de la causa de Gustavo Madero.
Creo no equivocarme si pronostico que en Jalisco la ventaja la tendría el actual dirigente Gustavo Madero, pues presumiendo que suma la simpatía de los emilistas, habría que añadir a los integrantes del comité estatal -bueno, al menos a su presidente Miguel Ángel Monraz- y a todos aquellos inconformes que en la campaña presidencial se la jugaron con Vázquez Mota y no les cumplió.
Vamos, Josefina Vázquez dejó “cuentas” pendientes sin pagar y seguramente ahora, en este proceso por la dirigencia del CEN, se las “cobrarán”.
A la expectativa queda la posición que asumirá -si es que decide retornar de inmediato al terreno partidista- el ex gobernador Francisco Ramírez Acuña cuando ya esté plenamente acomodado nuevamente en su terruño tras regresar de la Madre Patria.
De entrada, podríamos ubicarlo del lado de Josefina Vázquez si nos remitimos a los antecedentes recientes de haber estado muy cercano a ella durante su paso por la Cámara de Diputados y al inicio de la campaña presidencial, pero la verdad ignoramos si su relación se “enfrió” durante la contienda presidencial como para que el ex embajador en España decida ahora apostarle a la reelección de Madero o sigue tan tersa como para que haga proselitismo a su favor.
La realidad la conoceremos pronto.
Mientras tanto, veamos “de qué cuero salen más correas”, si del cardenismo para Josefina o del emilismo para Gustavo.