Por meses antes de las elecciones del 2015, Enrique Alfaro Ramírez se “chamaqueó” a varios reporteros asegurándoles que aún no sabía si sería candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, Zapopan o hasta nuevamente de Tlajomulco. O si finalmente no buscaba un nuevo cargo público.
Tanto aquí en Marcatextos como en mi columna Entre Semana aseguré de manera reiterada que Alfaro sería candidato a la alcaldía de Guadalajara, porque era la “aduana” obligada para convertirse luego en candidato a la gubernatura en 2018.
Y Alfaro no me hizo quedar mal: fue candidato a la alcaldía de Guadalajara, aspiración de la que nunca dudó y siempre la tuvo en mente, aunque a los reporteros les hacía creer otra cosa y así, incluso, lo consignaban algunas analistas políticos, creyéndole que podría ir por la alcaldía de un municipio que no tiene el peso político de la capital, como es Zapopan, o que daría pasos atrás y regresaría a gobernar Tlajomulco. Sí, la verdad se los “chamaqueó”.
Hoy pretende hacer lo mismo, pero no solo a los reporteros y a algunos analistas sino a la propia ciudadanía en torno a si buscará o no ser candidato a gobrnador el próximo año. Una vez más vuelve a enarbolar la bandera de que aún no ha definido su futuro político. Pero en esta ocasión ha ido más allá. Asegura que si los tapatíos reprueban su gestión al frente de la alcaldía de Guadalajara, no sólo no buscará un nuevo cargo sino que se retirará de la política.
Recordemos lo que dijo en su ya famoso discurso en la colonia Lomas del Gallo:
“Después del domingo (día de las elecciones en el Estado de México, Coahuila y Nayarit) vamos a tener que tomar muchas decisiones políticas. Nosotros… Yo dije una cosa y la voy a cumplir: no hay proyecto político a futuro, yo no voy a buscar nada más si no soy capaz de cumplir con todos los compromisos que quedé con toda la gente de Guadalajara. No voy a aspirar a ningún cargo más, ningún ‘hueso’, si no salgo con dignidad de mi trabajo como presidente  de este municipio de la capital de Jalisco…”.
La verdad es que una cosa es el discurso y otros son los hechos.
Reitero: no tengo duda de que Enrique Alfaro será el candidato de su partido Movimiento Ciudadano al gobierno del Estado, independientemente del resultado de la faramalla aquella de la “ratificación de mandato”. No habrá causa, razón, motivo o circunstancia (dixit profesor “Jirafales”) que le impida buscar por segunda ocasión la gubernatura. Mucho menos ahora que en teoría prácticamente la tiene en las manos.
Por eso no coincido con la hipótesis que Ivabelle Arroyo planteó el pasado miércoles en su columna “La Sopa” que tituló: “¿Y si Alfaro no fuera el candidato?” , en la que  considera que porque hoy existe un antialfarismo se presenta otro escenario. Y lo dibuja así: “Que Movimiento Ciudadano aproveche la fuerza y el carisma de Alfaro, pero no como candidato a la gubernatura (…). ¿Qué pasaría si Movimiento Ciuadadano busca alianzas, aprovecha de otra manera a Alfaro y se arriesga a poner a un cuadro sólido, sin los negativos del dirigente?”.
No, Ivabelle. Eso nunca sucederá. Y no sucederá porque sin Alfaro como candidato su partido Movimiento Ciudadano en Jalisco no es lo que hoy es; porque su partido Movimiento Ciudadano no tiene otro “cuadro sólido” con las amplias posibilidades de Alfaro de ganar la gubernatura. Y no lo tiene porque el propio Alfaro se encargó de que nadie creciera como para disputarle la candidatura o para que, como lo propones, entre a su relevo.
Y no sucederá porque Enrique Alfaro no dejará ir la oportunidad -que quizás no se le vuelva a presentar en el futuro-, de ser el nuevo inquilino de Casa Jalisco, de ser el gobernador de Jalisco, luego de haber moldeado a un partido a su imagen y semejanza, de haber integrado una “burbuja” en la que todos giraban a su alrededor, y de haber realizado la hazaña de acabar con el bipartidismo en Jalisco.
Claro, la seguridad de que Enrique Alfaro será el candidato de su partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura es plena. De que el triunfo lo tenga asegurado, eso es hoy una incógnita, pues ejemplos hay de quien ya se hacia gobernante y terminó feamente derrotado.
Pero de lo que si no tengo duda y lo sostendré siempre es que Alfaro será candidato a la gubernatura… Y ya anda en campaña.
Baste recordar la otra parte de su discurso en Lomas del Gallo: “(…) Yo me voy en unos meses, yo me voy en un rato, y luego el que venga, ¿qué?”.
Más claro y contundente… ¡imposible!