En las últimas semanas han desfilado por Guadalajara algunos de los varios “presidenciables” de diversos partidos políticos. Estuvieron los panistas Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle; el priista Enrique de la Madrid Cordero; y el morenista Andrés Manuel López Obrador.
Quien atrajo la atención fue el secretario de Turismo, De la Madrid Cordero, porque ante un grupo de empresarios confesó que le gustaría ser el candidato de su partido a la presidencia de la República y hasta adelantó algunos trazos de su visión de lo que requiere el país.
La visita de Margarita Zavala ya sabemos que responde a su acelerado deseo de convertirse en candidata presidencial del PAN y ganarle la carrera a su dirigente Ricardo Anaya, mientras Moreno Valle continúa haciendo “campaña” con el pretexto de difundir su libro que ya se regala por línea.
Y en el caso de López Obrador, cumplió con su compromiso de venir a encabezar el Pacto por la Unidad entre él y sus simpatizantes que se dieron cita el sábado pasado en la Plaza de la República.
Sin duda que el objetivo de Enrique de la Madrid, y quizás hasta del propio presidente Peña Nieto y de la dirigencia de su partido, se cumplió: su declaración ganó amplios espacios en los medios de comunicación, aunque esté muy lejos de alcanzar la candidatura presidencial.
¿O será que ahora los secretarios ya pueden irse por la “libre” y entrar a la carrera sucesoria por la presidencia sin la anuencia del inquilino de Los Pinos como primer priista del país y con todos los riesgos que ello conlleva por querer entrar a una “fiesta” a la que no han sido invitados por el organizador principal?
No se me hace que esa sea la línea de conducta del hijo de un ex presidente de la República que conoce de los tiempos políticos de su partido y cuándo hay que moverse y cuándo no. Creo que Enrique aprendió mucho de su padre Miguel de la Madrid.
Si bien hay coincidencia en que el PRI se ha retrasado en lanzar al ruedo a quien potencialmente sería su candidato presidencial, no hay que perder de vista que, por otra parte, hay un juego en el que los presuntos presidenciables participan para no dejarle los espacios en los medios de comunicación a quienes ya están perfilados por otros partidos como el propio Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y eventualmente Miguel Mancera.
¿O habrá sido casual también la fotografía que Luis Videgaray subió a sus cuentas en redes sociales donde aparece con José Antonio Meade recordando que desde hace 30 años caminan juntos? Sin duda ese fue un mensaje para el interior y exterior tanto del PRI como del gabinete. Pero esa imagen ganó espacio en los medios.
Y qué decir de las actividades que en su tarea de secretario de Gobernación desarrolla Miguel Ángel Osorio Chong, que le arroja también presencia en los medios de comunicación.
Si bien para no pocos el PRI se ha retrasado mucho en exponer públicamente ya a su candidato presidencial, otros entienden que mientras los astros se le alinean al presidente Peña para sacar un candidato que aglutine la mayoría de las simpatías priistas la estrategia es mostrar cartas variadas no sólo para medirlas dentro y fuera de su partido sino para estar presente en los medios de comunicación no con uno sino con varios prospectos.
Ya se habla de que quizás en septiembre -después de la asamblea nacional a realizarse en agosto-, el PRI decida “destapar” ya a su candidato, pero mientras la fecha llega, quieren jugar con varios perfiles hasta para despistar al enemigo.