Si bien el video que ha circulado intensamente por las redes sociales donde se aprecia cómo una persona de 60 años es atacado y atracado por un delincuente que escapa, junto con su cómplice, a bordo de una motocicleta en la avenida Américas desató la irritación social, no es el primer caso, ni mucho menos ha sido el último, que ha ocurrido.
Sabemos del caso porque quedó registrado en un video. Conocemos de hechos similares porque son denunciados. Pero, ¿cuántos más han ocurrido sin que nos demos cuenta y, por lo tanto, no entran en el recuadro de las estadísticas?
Lamentablemente este hecho en la avenida Américas, otro más en la colonia Talpita, y algún otro cuya ubicación se me escapa y que quedaron evidenciados en videocámaras públicas, provocó hasta ahora la reacción de las autoridades municipales, particularmente de Guadalajara, y de la Policía Vial que ha emprendido un operativo de revisión de toda aquella persona que circula abordo de una motocicleta.
Y es que sabemos que no pocas de ellas circulan sin placas y cuyo conductor en muchas ocasiones no cuenta con la licencia de circulación respectiva y, en otras ocasiones, hasta sin la documentación correspondiente que acredite la legítima propiedad del vehículo.
Bueno, pues independientemente del status que guarda la unidad abordo de la cual los delincuentes cometen sus fechorías, el clamor ciudadano es poner un alyo ya a esta nueva modalidad de delinquir.
Y así tenemos que la Policía Vial inicia con su operativo, pero… ¡sorpresa!: ¡Aparece la Comisión Estatal de Derechos Humanos!
Su titular, Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, advierte que el organismo que encabeza ha solicitado ya un informe sobre dicho operativo a la dependencia vial y se manifiesta en contra que porque no se puede detener al conductor de una motocicleta por el simple hecho de parecer sospechoso y, bla, bla, bla,bla….
Si no estoy mal informado, el propio Álvarez Cibrián aseguró que  la CEDH no ha recibido queja ciudadana alguna en contra de dichos operativos o la queja de algún ciudadano que consideró que sus derechos humanos fueron violados. ¿Entonces?
La verdad que resulta ya ocioso -y para algunos, hasta de mal gusto-, que digamos que no son pocas las ocasiones en la que los delicuentes se escudan en la Comisión de Derechos Humanos para sortear la acción de la justicia, y no es gratuito que a dicha comisión -aquí y en todo el país- se le critique por parecer más defensora de los victimarios (delincuentes) que de las víctimas.
Así, ante la ola de robos y asaltos que se ha desatado en la zona metropolitana por delincuentes abordo de motocicletas, con todo respeto me permito decir:
Por favor, Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, ante estos actos delictivos… ¡no estorben!