El viernes pasado, en vísperas de que el Consejo Político Estatal del PRI definiera el método de elección de su nueva dirigencia y al momento en que el aspirante a este cargo, Leobardo Alcalá Padilla, encabezaba una numerosa concentración de universitarios en la sede del partido para exigir que la elección se abriera a toda la militancia en el estado -poco más de 300 mil afiliados-, bajo el título “¿Se avizora rompimiento entre Grupo Universidad-Aristóteles-PRI?”, escribí lo siguiente aquí en Marcatextos:
” (…) Todo parece indicar que Sandoval Díaz y el PRI están dispuestos ahora a jugar (en 2018)  sin convidar al Grupo Universidad y a su líder Padilla López, cuando se asegura que en los procesos anteriores acudieron a ellos para hacer frente a la fuerza del alfarismo a la que lograron vencer en alianza en 2012″.
Y cerré con lo siguiente:
“Pero no falta mucho para conocer qué sucederá al interior del PRI de frente al proceso electoral del próximo año. Sin embargo, pase lo que pase,  podemos advertir que el escenario con el que se llega hoy para definir el método de elección del nuevo dirigente y el que pudiera registrarse el día de la elección es el de un eventual rompimiento entre el Grupo Universidad, el PRI y el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz, con todas las consecuencias que ello acarrearía para la elección del 2018”.
Bueno, pues no tuvimos que esperar mucho para conocer cuál es la postura en este momento -subrayo: en este momento, marzo de 2017- del PRI y del primer priista del Estado respecto a su relación con el Grupo Universidad y su líder Raúl Padilla López. Al día siguiente, anteayer sábado, en la explanada de la sede priista el mensaje llegó a través del dirigente estatal del partido en su discurso de apenas cinco párrafos
José Socorro Velázquez Hernández, en la que dijo era la última oportunidad para dirigirse a los priistas, señaló: “Esta sesión marca el inicio de un proceso que debe fortalecer la unidad y no dar lugar a divisiones que traerían consecuencias fatales para el Partido…”.
Y luego, sin la presencia de los dos principales representantes priistas del Grupo Universidad -J. Trinidad Padilla López y Leobardo Alcalá Padilla-, que abandonaron la explanada antes de la intervención de su dirigente, el “Coco” Velázquez expuso:
“Me complace dejar un Partido renovado, fortalecido y optimista (…), cuya militancia (…) está despierta y dispuesta a exigir mejor trato de los gobierno emanados de sus filas, a defender con pasión su derecho a decidir las candidaturas en sus municipios; una militancia exigente de respeto y de que se postulen candidatos para ganar y no amistades para perder; demandante de que sectores y organizaciones se involucren de una manera permanente en las tareas de la organización…”.
Y entonces vino el primer mensaje:
“(Una militancia demandante) de mantener una estrecha cercanía con la gente, atendiendo sus demandas, abanderando sus causas y rechazando las tentaciones de contubernios con poderes fácticos que solo velan por sus intereses…” (las negritas son de quien esto escribe).
Luego vino el segundo mensaje que escucharon otros priistas del mismo grupo universitario como los ex diputados Patricia Retamoza y Jaime Prieto que se mantuvieron en el evento. Velázquez Hernández dijo:
El PRI debe atender y defender a la gente, no complacer a los poderosos que se atienden y se defienden solos“.
Tras escuchar lo anterior y una frase de Elías Calles referida por José Socorro Velázquez, Retamoza, Prieto y cerca de una docena de personas más abandonaron la explanada antes de que Eugenio Ruiz Orozco declarara clausurada esta sesión extraordinaria.
Dicen que “al buen entendedor, pocas palabras”, y con lo dicho por el aún dirigente estatal del PRI queda más que evidenciado que, por el momento, la relación del PRI y el gobierno estatal con el Grupo Universidad y su líder Raúl Padilla López está, por decir lo menos, fracturada.