Un sorprendido Leobardo Alcalá levantó tímidamente la mano que se perdió entre la multitud de otras que en ese momento se alzaron en señal de aprobación del método propuesto por los vicepresidentes del Consejo Político Estatal -dirigentes de los sectores y organizaciones- para elegir a su nuevo dirigente: a través de los consejeros políticos municipales, estatales y nacionales.
Apenas terminó de leer la propuesta el dirigente José Socorro Velázquez, la secretaria técnica del Consejo Político, Hortencia Noroña, agarró aire y de corrido puso a consideración de los 365 asambleístas registrados el método planteado. “Aprobado por mayoría”, notificó Noroña, al tiempo de que el notario Vidal González Durán daba fé de lo decidido.
No menos sorprendido el ex diputado J. Trinidad Padilla López volteaba a ver a Leobardo que bajó el brazo y posteriormente, al advertir que la secretaria técnica daba paso al siguiente punto de la orden del día, volvió a levantarlo con mayor firmeza que la primera vez. Fue el delegado estatal del CEN quien le hizo ver a Hortencia que Alcalá Padilla quería hacer uso de la palabra, y se la concedier en medio de la protesta de algunos asistentes que se negaban a que hablara el ex director de los Hospitales Civiles.
“El oponerse no ayuda en nada al partido”, lamentó Leobardo Alcalá al dirigirse a quienes se oponían a que hablara. Y luego, dirigiéndose a José Socorro Velázquez le recriminó: “Solicité el uso de la voz antes de la votación… Me hubiera gustado que honraramos nuestra palabra acordada el día de ayer”.
Sabedor de que su propuesta de una elección abierta a toda la militancia en el estado no sería aprobada, pero jugándosela a generar inquietud entre los consejeros presentes al escuchar una propuesta diferente que no logró ser presentada, Alcalá Padilla resignado aseguró que “si el método ya fue votado, lo aceptamos”, pero luego refirió el ambiente que dice reina entre la militancia y la ciudadanía:
“El hartazgo de la gente no es gratuito, se retira por la falta de atención y por el cinismo de muchos de nuestros servidores públicos…”.
Parecía no salir de su sorpresa por la forma en que fueron “madrugados” en la aprobación de una propuesta sin permitirles `plantear la suya: “Hoy veníamos a solicitar… ¡No intentemos poner una pata en el cuello de los otros…! ¡Qué bonito es esto! ¡Ya se votó…!”, decía al mtiempo que esbozaba una leve sonrisa. “Hoy sólo pedía que se nos escuche… Debemos de reconocer que no estamos bien”, reiteraba, y antes de citar una frase de José Martí -“Si no luchas, respeta al que sí lo hace”-, dijo:
“La palabra de donde yo vengo, sí se respeta…”, y bajó del estrado. Momentos después él y Padilla López se pusieron de pie y se retiraron del lugar.
Leobardo Alcalá pagó que no le dieran el uso de la voz antes de la votación, la timidez con que alzó el brazo y la falta de reacción inmediata para ponerse de pie y exigir el uso de la palabra como supuestamente acordó un día antes con el “Coco” Velázquez.
El PRI es el PRI… hasta con los de casa.