Julio César Hernández
Quien “mece la cuna” en contra del Auditor Superior del Estado, Alonso Godoy Pelayo, y quienes se prestan a la campaña de “golpeteo” en su contra, no verán concretado su inexplicable deseo de que deje el cargo, ya sea renunciando, separándose o por cese.
Y no será así, simple y sencillamente porque no se le ha comprobado ilícito o irregularidad alguna, y todo se apuesta a los “periodicazos” que se han lanzado en su contra.
No se necesita ser adivino para advertir su permanencia en el cargo por el tiempo que fue electo de manera unánime en la pasada Legislatura, solo basta conocer que quienes pueden tomar la decisión de removerlo no sólo no tienen pruebas en su contra de haber cometido algún ilícito o cometido irregularidades que lo ameriten, sino que han ratificado su confianza en Godoy Pelayo.
Y hablamos de los integrantes de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, los coordinadores de las fracciones parlamentarias ahí representadas, quienes conocen no sólo la explicación que les dio el propio Auditor Superior sino los documentos que avalan su dicho sobre los 6.5 millones de pesos que recibió en 2009.
Además, está la declaración pormenorizada que dio quien fuera el secretario general de la pasada Legislatura y hoy diputado, Alfredo Argüelles Basave sobre las acusaciones en contra de Godoy Pelayo.
Asimismo, ante la falta de pruebas que sostengan las acusaciones lanzadas contra Godoy Pelayo es que las dirigencias de los partidos políticos no han caído en el juego de quien o quienes “mecen la cuna”; inclusive, el dirigente del PRI, Rafael González Pimienta, le puso “freno” al diputado Jesús Casillas que insistía en la comparecencia del Auditor basado en las dudas que él tenía y nadie más.
En fin, quizás pronto sabremos quién o quiénes están detrás de este juego y el por qué. Claro, a menos de que aparezcan pruebas contundentes, y no mero supuestos, en contra de Alonso Godoy Pelayo.