El sábado pasado el gobernador Enrique Alfaro Ramírez sorprendió en sus redes sociales cuando subió una fotografía donde se aprecia que le entrega una carpeta al presidente Andrés Manuel López Obrador (es la que acompaña este texto) y en Twitter escribió:

“Aunque lo mandamos por la vía institucional, quise entregarle este documento al presidente de México de manera personal, para pedirle que instruya a Pemex a reconocer su responsabilidad en las explosiones del 22 de abril de 1992, en Guadalajara”.

Si bien hace tiempo anunció que exigiría a Pemex que reconociera su responsabilidad en aquella tragedia, sorprendió porque mientras hay muchos otros problemas de urgente solución que ameritan el apoyo y la intervención del gobierno federal -en salud, educación, seguridad, carreteras, etc.-, pero que desafortunadamente no han encontrado eco en el gobierno de la 4T, como lo hemos reiterado, por las hondas diferencias entre López Obrador y Alfaro Ramírez, aunque en el discurso digan otra cosa.

Pero además de los urgentes problemas por resolver -el de la inseguridad es urgentísimo-, al parecer ninguno de sus colaboradores puso al tanto y actualizó al Mandatario estatal de la situación que actualmente enfrentan los damnificados del 22 de abril y que corresponde a su gobierno resolver.

En su edición de ayer, el periódico El Diario NTR Guadalajara publicó el testimonio de Sonia Solórzano Romo, damnificada -22 cirugías, dos prótesis de rodillas, por la falta de atención médica sufrió serias secuelas que la obligan a usar un tanque de oxígeno 16 horas al día-, quien enumeró los problemas que enfrentan y que el gobierno alfarista no ha atendido y mucho menos resuelto:

  1. Hace un año que no reciben el medicamento que les recetan.
  2. Reciben tratamientos incompletos.
  3. Se les prescriben, por ejemplo, cinco medicamenbtos y cuando acuden a surtir la receta sólo les entregas uno porque los demás no tienen en existencia.
  4. Cada consulta se enfrentan a estos problemas.

Y recriminó: ¿De qué nos sirve una consulta si te mandan sin medicamentos, sin aparatos ortopédicos, sin cirugías…”.

Refirió que con los gobiernos anteriores siempre hubo un “estira y afloja” en su demanda por ser atendidos, pero que en este gobierno alfarista “ni siquiera eso, porque no hay diálogo ni hay coordinación entre ellos”. Reconoció que con las administraciones anteriores tuvieron fricciones, “pero al final hemos sido escuchados”; pero respecto a su relación con el gobierno que encabeza Enrique Alfaro fue contundente en su lamento:

“Perdón si hiero a alguien, pero este gobernador ha sido totalmente cerrado y su gente a la que puso a que nos atendieran (da) nula atención, porque se pasan la bolita y nadie quiere hacer su trabajo. Si me preguntas cuál ha sido el peor gobernador para los del 22 de abril, es Enrique Alfaro”.

¿De qué servirá a los damnificados del 22 de abril que Pemex reconozca su responsabilidad en las explosiones y dé una disculpa pública, si el gobierno que le exige eso a la paraestatal no cumple con su obligación de atenderlos? ¿Esa disculpa traerá los recursos económicos que los damnificados requieren para enfrentar su difícil situación de salud? ¿El mea culpa dará entrada a un proceso para que Pemex restituya el daño? Y si es así, ¿cuánto tiempo se llevará y quién garantiza que el gobierno lópezobradorista tiene la voluntad política para asumir una responsabilidad que alegará no le corresponde?

Dentro de dos meses se cumplirán 28 años de la tragedia, ¿Para entonces los damnificados habrán recibido la atención que merecen y que está obligado a darles el actual gobierno, y no habrá motivo de queja?

Al tiempo.