La preocupación del dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano Grijalva, por la ruptura de Enrique Alfaro Ramírez con el PRD jalisciense tiene una razón que se llama: Andrés Manuel López Obrador.
La decisión del ex priista y ex perredista, hoy ex candidato a la gubernatura del Movimiento Progresista por Jalisco, llevó a Zambrano Grijalva a tomar inmediatamente dos decisiones:

  • Tomar el control del proceso electoral del PRD en Jalisco.
  • Enviar como encargado especial nada menos que al líder moral de la corriente de “Los Chuchos” y ex dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega Martínez.

Fuentes perredistas cercanas a la dirigencia nacional, aseguran que Jesús Zambrano enfrenta la presión de López Obrador de ceder a las peticiones que haga Enrique Alfaro so amenaza de romper también él con la coalición nacional y dejar de ser el candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática, cosa que se escucha exagerada pero que afirman que es cierta.
Y es que cuentan que a López Obrador lo dejaron prácticamente sin candidatos en las listas de plurinominales seguros de llegar a la Cámara de Diputados y a la de Senadores, de ahí que ahora el tabasqueño está apostándole todas sus “fichas” al jalisciense Alfaro Ramírez y presionando a la dirigencia nacional del PRD para que las decisiones que se tomen sean favorables a la corriente alfarista, aun y cuando se viole el acuerdo que firmaron las partes para crear el Movimiento Progresista de Jalisco.
Así se explica el por qué, como lo confesó él mismo en una entrevista radiofónica con MVS, Zambrano aceptó la propuesta de Alfaro para que Fernando Garza, Pablo Lemus e Ismael del Toro fueran los candidatos a las alcaldías de Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco, respectivamente, sin la encuesta que se había acordaro aplicar para sacar los abanderados en estos municipios.
Y es que López Obrador, dicen, está convencido de que Enrique Alfaro puede ganar la gubernatura, de ahí que presione al PRD para sacar la mayor ventaja en su proyecto.
Sólo así se entiende el tamaño de las decisiones que ha tomado Jesús Zambrano en una entidad donde la izquierda prácticamente es bastabte débil, tanto que actualmente el PRD es la cuarta fuerza política en el estado, y en donde por vez primera tienen un candidato competitivo gracias al manejo mediático que ha logrado hacer y que de hecho lo convierte -dicen- en el Homo Videns de Sartori.
¿O cómo se explica que la dirigencia nacional del PRD tome el control del proceso electoral de su partido en Jalisco y que eche mano de una figura como la de Jesús Ortega para tratar de convencer a Alfaro de que, como el hijo pródigo, regrese?
El tamaño de estas decisiones son para, en caso de que Enrique Alfaro no dé marcha atrás a su decisión -que apuestan será lo más seguro-, llegar con López Obrador y decirle que ellos hicieron el máximo esfuerzo -hasta el grado de enviar a su líder moral y ex dirigente nacional- para convencer a Alfaro Ramírez de que rectificara su decisión, pero que él fue quien no quiso.
De este tamaño están las cosas en el PRD.