“Acuerdo de Austeridad… al filo de la demagogia”, titulé mi columna Entre Semana en el matutino El Informante el día de hoy, donde abordé y comenté cada uno de los nueve puntos que integran el “Acuerdo Inicial de Austeridad y Transparencia de la LX legislatura”, que ayer presentaron quienes integrarán á partir de mañana la nueva Junta de Coordinación Política.
Ante la situación como la hasta hoy vigentes diputados dejarán al Poder Legislativo, quisiera ser más optimista sobre lo que le depara el futuro al Congreso del Estado con la entrante 60 Legislatura. Sin embargo -ya lo comenté en la entrega anterior-, el famoso Acuerdo de Austeridad no es otra cosa que una carta de buenas intenciones -como bien tituló su nota El Informante-.
Y es que en su redacción no encuentro varios de los compromisos, anuncios o promesas que algunos de los coordinadores anunciaron semanas atrás y a los que no le veo mayor dificultad para que hubiesen sido incluidos en el documento dado a conocer ayer en rueda de prensa.
Por ejemplo, en el punto tercero de este Acuerdo, donde se mencionan los rubros en los que se aplicarán reducciones de presupuesto no aparecen las casas de campaña… perdón, las casas de enlace legislativo, contra las que se habían pronunciado días atrás algunos de los nuevos coordinadores legislativos.
Pero ya cambiaron el discurso. Anteriormente se pronunciaban por desaparecerlas, pero ahora matizaron su tono y reconocen que son necesarias y que quizás lo que se requiere es disminuir el monto económico que se dedica a ellas.
Actualmente cada uno de los diputados recibió por este concepto -hasta agosto, porque no les entregaron lo correspondiente a septiembre y octubre-, 92 mil pesos mensuales, que multiplicado por los 39 legisladores da un monto total de… ¡3 millones 588 mil pesos cada mes!
¿Por qué los cinco coordinadores legislativos de la 60 Legislatura no incluyeron este gasto entre los sujetos a desaparecer?
Quizás porque saben que sus propias bancadas se opondrán a ello y porque, además, a todos sirven realmente como casas de campaña para realizar trabajo “de tierra” con miras a apoyar sus futuras aspiraciones políticas. Este es el verdadero objetivo de las llamadas Casas de Enlace Legislativo, muchas de las cuales nunca existieron.
¡Por eso no las desaparecen!
Y de poco serviría con que disminuyeran el monto destinada a ellas, pues finalmente servirán para lo mismo. Y es que si los diputados, y particularmente los coordinadores, tuvieran realmente la voluntad política de cambiar las cosas, desaparecerían estas polémicas casas, pues su trabajo no es gestionar sino legislar. Y para legislar no se necesita tener una casa de enlace.
Por eso me convenzo cada vez más de que el Acuerdo de Austeridad está… ¡al filo de la demagogia!