Han corrido ya nueve días de precampaña y hasta el momento los aspirantes a las presidencias municipales se han olvidado de sus correligionarios e, inclusive, del método en el que serán electos, para continuar con su promoción ante la ciudadanía en general, mientras la autoridad electoral -el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana- dice analizar esa forma de promoción.
Pega de calcomanías y discursos contra el adversario externo, no contra el contrincante interno, es lo que ha caracterizado la actividad de los precandidatos de todos los partidos políticos a lo largo de esta poco más de una semana, sin importar que algunos de ellos serán confirmados como candidatos en asambleas, convenciones o centros de votación sin la participación de la ciudadanía en general como fue en otras ocasiones.
Por eso no tiene razón de ser que lleven a cabo una precampaña en las calles y plazas, sin dirigirse directamente a la militancia de los partidos que los postulan. Además, para todos es sabido que los hoy precandidatos serán candidatos por “obra y gracia” del “Gran Elector”, llámese Gobernador, Líder Moral o hasta Dirigencia Estatal, que han decidido ya quiénes serán los abanderados de su partido gracias a dos cosas: una, a que no tiene adversario en contra y va como candidato único; dos, a la “línea” dada ya a la mayoría de quienes serán los votantes.
En ningún partido el candidato será electo por voluntad propia de los votantes, no obstante que cada uno de aquellos presuma ser el más democrático de entre los existentes.
Aun queda mucho camino por recorrer en estas “precampañas” -así entre comillas- y seguramente el proselitismo entre la ciudadanía se intensificará en esta semana cuando las actividades post vacaciones navideñas vuelvan a su normalidad y la cotidianeidad regrese a las calles de la zona metropolitana.
Ante esta innegable realidad de campañas y nada de precampañas, lo que nos queda esperar es conocer el discurso de los aspirantes para confirmar su congruencia o incongruencia entre el decir y el hacer, pues hasta el momento lo escuchado hasta el momento son decires intrascendentes, huecos, triviales y sin el mayor interés, lo que se explica porque los aspirantes ignoran qué discurso emitir ante la obligación de estar en una precampaña cuando lo que en realidad llevan a cabo es una campaña.
Así de sencillo.