No tengo la menor duda de que el diputado Hugo Rodríguez Díaz es uno de los no pocos neoalfaristas que se han sentido menospreciados y desplazados por la “burbuja” que cobija al líder moral, Enrique Alfaro Ramírez, e ignorado por el partido Movimiento Ciudadano que administra Guillermo Medrano.
Rodríguez Díaz, como otros más que provienen de las filas priistas o, incluso, panistas, se convenció de que su carrera política no tenía mayor futuro dentro de las filas de MC que no ve en él -ni nunca vio- un proyecto político de su interés al que hay que seguir promoviendo y proyectando.
Sirva de ejemplo lo anterior el simple hecho de haberle dado la presidencia de un comité legislativo de poca importancia, como es el de Biblioteca, Archivo y Editorial. ¿Este es el trato que merece quien cuenta con experiencia legislativa al haber sido en dos ocasiones anteriores diputado y alcalde municipal? Y la diferencia de trato se nota cuando premian con la presidencia de la Comisión de Asuntos Metropolitanos a un Augusto Valencia López cuya experiencia es, tras su regreso de Argentina, haberle cargado el portafolio a un ex gobernador, lo que le valió luego ser presidente del Instituto de Transparencia, regidor y ahora diputado.
¿O será que el propio Rodríguez Díaz consideró que no merecía mejor espacio que la presidencia de un comité legislativo y la vocalía en nueve comisiones?
El que no le hayan cumplido en Zapopan los acuerdos que habían establecido al inicio de la actual administración municipal y el advertir que su futuro político no estaba asegurado en Movimiento Ciudadano, seguramente lo llevaron a volver a los brazos del lópezobradorismo en Morena, partido con el que se comprometió a crearle una estructura en la entidad que, según él, le dará eventualmente el triunfo al tabasqueño Andrés Manuel en Jalisco.
Quienes lo conocen coinciden en que sabe crear estructuras territoriales y que en eso sí puede darle buenos resultados a Morena, pero sin duda que al mismo tiempo trabajará en su propia estructura con la cual sostener su máxima aspiración que no pudo lograr en el PRI y que fue el motivo de su renuncia a este partido en el que militó por 40 años -y no las denuncias que interpuso contra Elisa Ayón y que no prosperaron, como lo dijo ayer-: ser candidato a la presidencia municipal de Zapopan.
O por qué no: apostarle a ser diputado federal por Morena, ya sea como candidato de mayoría relativa por el Distrito 4 y/0 por la vía plurinominal.
Pero nos brinca una duda: Si como dijo, él construirá la estructura de Morena en el estado, ¿a qué hora desquitará la dieta que recibe como diputado y cumplirá con su obligación de ser legislador? ¿O acaso cumplirá su compromiso con AMLO los fines de semana? ¿Le alcanzarán los fines que faltan para la elección del 18 y poder recorrer todo el estado?
Así, pues, además de la reelección que buscará quien hoy gobierna Zapopan -según el guión dictado por el máximo líder de MC-, y del panista José Antonio de la Torre que buscará ser el prospecto por parte del PAN, ahora aparece el tercer aspirante a gobernar este municipio bajo el cobijo del lópezobradorismo.
Al tiempo.