La sabiduría popular es muy ilustrativa. Dice: “No hagas cosas buenas que parezcan malas”. O bien: “piensa mal y acertarás”.
Esto viene a cuento porque hay versiones que aseguran que la intención del dirigente del Montu Jalisco, Leobardo Alcalá Padilla, de contender por la dirigencia estatal del PRI a sabiendas de que no prosperaría, tenía como objetivo que el Grupo Universidad tuviera un pretexto -¿lo necesita, acaso?- para romper su vínculo político con el PRI y particularmente el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, con miras al proceso del 2018.
La versión se complementa con el argumento de que el Grupo Universidad y el Partido Movimiento Ciudadano -léase Raúl Padilla López y Enrique Alfaro Ramírez-, prácticamente “amarraron” ya -aunque suene insólito por el antecedente del “territorio (Tlajomulco) libre de Padilla López exclamado por el hoy alcalde de Guadalajara- una alianza electoral para el próximo año donde estaría incluiída una candidatura para el rector de la Universidad de Guadalajara, Tonatiuh Bravo Padilla (es cuestión de ver los tiempos entre los “destapes” y su conclusión al frente de la UdeG).
Obviamente, como lo dijo el propio Alcalá Padilla, los priistas del Grupo UdeG se mantendrán dentro de su partido, pues el no haber logrado ser candidato a la dirigencia no significa que tengan que salir de sus filas, ya que esa no es la estrategia.
Pero para reforzar la versión de una nueva alianza entre Grupo UdeG-PMC, sobresalen algunos hechos recientes que efectivamente tienen una lectura político-electoral que no se puede ignorar y que quizás en otros tiempos y circunstancias o no se hubiesen dado o no tendrían la interpretación que hoy se les da.
Enumeremos:
1. El Ayuntamiento tapatío dona a la Universidad de Guadalajara el terreno (área) para la construcción de un estacionamiento subterráneo en el barrio de Mexicaltzingo, que venga a solucionar un problema que en este terreno se tiene para el Teatro Diana.
2. El Ayuntamiento de Guadalajara emprende, entrega e inagura obras en la Preparatoria 5 en donde estudió Alfaro Ramírez y varios más de los hoy integrantes de la “burbuja naranja”.
3. El Ayuntamiento de Guadalajara entrega tres millones de pesos al Festival Internacional del Cine en Guadalajara apenas un día antes de que llegue a su final.
4. El alcalde Enrique Alfaro encabeza un movimiento con los demás alcaldes alfaristas de la zona metropolitana -excepto Alberto Uribe, de Tlajomulco-, para reclamar y demandar a los gobiernos federal y estatal que el agua del río Verde -en lo que tiene que ver la presa El Zapotillo y el sistema de El Purgatorio-, sea para la zona metropolitana y no se desvíe para beneficiar a Guanajuato. A la par, la Universidad de Guadalajara hace un pronunciamiento en el mismo sentido.
Cabe señalar que éste último tema es sorpresivamente abordado por Alfaro Ramírez y sus demás álcaldes en momentos en los que enfrenta serios conflictos con la ciudadanía tapatía por la ejecución de varias obras a las que se opone ésta última, así como a la renuncia del diputado Carlos Lomelí de la fracción naranja en la Cámara de Diputados para irse a Morena.
También es importante subrayar -y entender- que tanto la donación del área para el estacionamiento como de los tres millones de pesos fue aprobado por unanimidad por el pleno del Cabildo, sin oposición alguna de los regidores de oposición. Entendible su postura, claro.
Pero preguntemos: ¿Deveras todos estos sucesos de colaboración entre UdeG-Ayuntamiento de Guadalajara tiene que ver con una potencial colaboración política-electoral Grupo Universidad-Partido Movimiento Ciudadano, de la que no se escapa, por supuesto, la contienda por la dirigencia priista, o es mera casualidad?
Seguramente no pasará mucho tiempo para confirmar su veracidad o su coincidencia.