Julio César Hernández
¿Qué obra pública -estatal o municipal metropolitana- podría servirle al PAN como catapulta para repetir en el gobierno del estado o recuperar la metrópoli en el 2012?
Ya está visto que los Juegos Panamericanos no les dan, luego de los tropiezos para levantar la Villa Panamericana -aun hoy está en duda la zona de El Bajío, tras el fracaso del Parque Morelos- y de confirmar que los jaliscienses, y menos los tapatíos, se han enamorado de ellos, como lo demandó el gobernador Emilio González Márquez.
¿El Macrobús? No después de la polémica que ha desatado hasta con la propia Iglesia católica y diversos sectores de la población, principalmente los vecinos por donde transitaría la Línea 2. Es una obra que ha estado inmersa en la discusión, la disputa, la controversia. No, tampoco les da.
¿El puente atirantado en el cruce de López Mateos y Lázaro Cárdenas? No, tampoco, cuando hay voces ciudadanas que se oponen y cuando quizás su magnitud no alcance a superar las fronteras de la zona metropolitana.
¿Acaso el proyecto reciclado de Guillermo Cosío Vidaurri, del sistema de presas para abastecer de agua a Guadalajara y dejar de extraerle al Lago de Chapala? Según el Gobernador, esta obra estaría terminada a finales del 2012 o principios del 2013, lo que para el día de las elecciones el avance de la misma sería ya mucho.
¿Acaso el éxito de esta obra, al asegurarse la dotación de agua por casi 30 años, será la “llave” que abra la resistencia ciudadana y le genere una mayoría de votos a Acción Nacional? La verdad lo dudamos porque más bien esta obra representa el reconocimiento a un proyecto que los propios panistas, como oposición, criticaron y reprobaron en su momento.
Por el contrario, “resucitar” el proyecto de “El Purgatorio” significan bonos a favor de Cosío Vidaurri.
¿A qué le apostará, pues, el PAN para recuperar los votos que perdieron el pasado cinco de julio y superar los obtenidos en el 2006 para repetir en la gubernatura?
Ese es su dilema.
19 noviembre, 2009
