El 14 de febrero del 2021, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez hizo una visita a Palacio Nacional de donde salió “convencido” de que su estrategia de confrontar al presidente Andrés Manuel López Obrador desde un mes antes de asumir la gubernatura -recuérdese aquel mensaje desde la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres en noviembre de 2018-, había sido un error, que fue un camino que no debió tomar, y a partir de entonces ni una crítica al titular del Ejecutivo federal, ni un reclamo, ni una confabulación con los adversarios políticos del presidente de la República -recuérdese la Alianza Federalista-, ni mucho menos un “pataleo” o un “alzar la voz” en su contra. Fue otro Alfaro.

Pero entonces necesitaba “crearse” otro adversario, otro enemigo con quién “pelearse”, y eligió a su entonces aliado -para las elecciones del 2018- Raúl Padilla López, ex rector de la Universidad de Guadalajara y líder del Grupo Universidad con quien hizo alianza en 2009 para ganar la presidencia municipal de Tlajomulco y con el que a los pocos días “rompió”, como rompió en el 2020, luego de que se creó el partido estatal Hagamos Jalisco, ala política del grupo universitario.

Seis meses después de que en Palacio Nacional le dieron un “estate quieto”, decidió “romper” con Padilla López al retirarle a la UdeG 140 millones de pesos presupuestados para la construcción del Museo de Ciencias Ambientales. Ahí comenzó un desencuentro entre ambos viejos aliados que cada vez se ahondaba más hasta la muerte del ex rector en abril de este año.

El primero de noviembre del 2021, al acudir a la instalación de la LXIII Legislatura, en la tribuna del Congreso del Estado aprovechó para declararle la guerra a Raúl Padilla, al Grupo Universidad y a la propia Universidad de Guadalajara. Dijo en su discurso:

“De una vez lo dejo claro: no va a haber ni un peso para museos ni para caprichos de nadie; en este estado los intereses que valen son los de los jaliscienses, no los de los caciques que quieren hacer negocios a costa del presupuesto público…

“Yo con la Universidad de Guadalajara tengo respeto, aprecio y siempre haré lo que esté a mi alcance para ayudarla; lo que está cancelado es que el gobierno de Jalisco se vaya a someter a los caprichos del cacique. El gobierno del Estado no va a doblarse ante la embestida de quienes hoy tienen secuestrado los órganos de dirección de la Universidad, y si es pasión que se les borre. Si ellos piensan que manipulando jóvenes y ofreciendo puntos para salir a marchar van a cambiar la postura del gobierno de Jalisco, se equivocaron de gobernador…”

“Yo lo que quiero es que a la Universidad de Guadalajara le vaya bien, pero no voy a permitir jamás que ningún cacique, ningún grupo de poder, quiera someter a las instituciones públicas de Jalisco; (…) lo que me parece inadmisible es pensar que se puede hacer una agenda de trabajo del gobierno del Estado con la Universidad a partir de presiones y chantajes como los que está queriendo Raúl Padilla. (…) No vamos a ponerle recursos para que Padilla siga haciendo sus negocios…”.

Hoy Raúl Padilla ya no existe, ya no está entre nosotros.

Y ayer, de manera intempestiva, a través de un video desde Casa Jalisco -como le encanta hacerlo- Alfaro Ramírez anunció que hoy enviaría al Congreso del Estado “una iniciativa de reforma para garantizarle un presupuesto constitucional para la Universidad de Guadalajara (…), que deberá de representar, cuando menos, el cinco por ciento del presupuesto total de Jalisco” y un “0.3 por ciento para infraestructura universitaria”.

Argumentó que siempre luchó para que la UdeG “deje de ser un espacio utilizado para cuidar intereses políticos”, y que con su iniciativa tendría definida cada año “una base presupuestal que no estaría sujeta a ningún tipo de interferencia política…”.

En 2009 y en 2018, al gobernador Enrique Alfaro no le molestó, y mucho menos indignó, hacer alianzas políticas con el líder del Grupo Universidad. En ambos casos logró la victoria y en ambos casos rompió la alianza. En aquellas ocasiones no se fijó en “minucias” como el que la UdeG fuera utilizada como espacio para cuidar intereses políticos, pues finalmente era uno de los beneficiados.

Ahora dice que con su iniciativa, la UdeG tendría una base presupuestal que “no estaría sujeta a ningún tipo de interferencia política? Curiosamente, esta iniciativa la presenta en pleno proceso electoral en el que está en juego la gubernatura y en la que su partido, Movimiento Ciudadano enfrenta un alto riesgo de perder las elecciones: Pero hay una “interferencia política” más en esta decisión de Alfaro Ramírez: la posibilidad de que el rector general, Ricardo Villanueva Lomelí, sea el candidato de la mega alianza encabezada por Morena, para ser candidato a la presidencia municipal de Guadalajara.

¿Qué pretende Enrique Alfaro al lanzar en estos precisos momentos esta iniciativa que pudo presentarla en años anteriores, pero ahora lo hace con un alto contenido político electoral? ¿Convencer o amenazar a Villanueva Lomelí de que no acepte ser candidato de Morena? ¿Lo estará “mareando” con el cuento de la zanahoria?

Creo que mayor “interferencia política” en el presupuesto de la Universidad de Guadalajara no puede existir con esta iniciativa que hoy entregará el gobernador al Congreso del Estado.

¿Ricardo Villanueva fue condicionado a recibir este presupuesto a cambio de que se olvide de algún compromiso que haya asumido con Claudia Sheinbaum para ser candidato morenista? ¿Esta promesa alfarista obligará al Rector General a desistir de su deseo de ser candidato a la alcaldía tapatía? ¿Le dirá a la eventual presidenta de México que no acepta su invitación a ser candidato, porque el gobernador Alfaro lo “premió” o lo “encandiló” con la promesa de darle más dinero a la Universidad? ¿Habrá alguna amenaza de por medio?

Hasta el momento de escribir estas líneas -la 1:00 de la madrgudaga del viernes 8-, el rector Ricardo Villanueva no había hecho comentario alguno en sus redes sociales ni ante medios de comunicación, sobre el anuncio y la promesa del gobernador Alfaro. ¿Estará analizando las consecuencias del anuncio del gobernador? ¿Habrá ido a México a notificarle a Sheinbaum que no aceptará la candidatura? ¿Estará meditando el paso que tiene que dar ahora?

Al tiempo lo sabremos…