Anteayer domingo se registraron 41 fallecimientos por coronavirus. Ayer lunes fueron otros 19. En 48 horas fallecieron 60 personas por Covid-19 en Jalisco. Salvo ayer, los días anteriores las muertes por esta causa no bajaban de 20 al día. La realidad le pegó al gobernador Enrique Alfaro y a su mesa de Reactivación Económica en plena cara. Tanto, que tuvo que posponer para hoy el mensaje que tenía preparado recetarnos el domingo.

Pero ese día -anteayer-, a través de sus redes sociales, Alfaro Ramírez publicó una serie de mensajes contradictorios que dejan evidencia de que las acciones para contrarrestar el coronavirus no “van por buen camino” como nos lo quiere hacer creer y que las decisiones que se han tomado no han sido las correctas o, al menos, no dan los resultados esperados.

Estos son los renglones más destacados de su texto que vale la pena analizar y comentar:

El 71% de los jaliscienses está en las calles. Y esa realidad no es por los negocios abiertos sino porque salen a todo menos a lo esencial…”.

Es indudable que la movilidad en la zona metropolitana ha regresado a momentos como antes de que iniciara la pandemia, pero dice Alfaro que “no es por los negocios abiertos” sino porque “salen a todo menos a lo esencial”. ¿Cómo no van a salir a “lo menos esencial” si precisamente él autorizó que se reabrieran negocios y servicios no esenciales? ¿Qué es para el gobernador “lo esencial” si están abiertos los gimnasios -promovido por su diputado alfarista Jonadab Martínez-, los parques, las plazas y centros comerciales?

¿Por qué le extraña que la movilidad sea del 71% si el alcalde alfarista de Zapopan, Jesús Pablo Lemús Navarro, exhorta a la población, a través de sus redes sociales, a salir a pasear a los parques públicos y bosques urbanos? ¿Por qué se dice extrañado o indignado entonces de que la gente no salga sólo a lo esencial?

Luego agregó: “La reactivación gradual de nuestra economía no es un pase libre para bajar la guardia y no tiene nada que ver con reuniones, fiestas o paseos familiares…”.

Si aún con las restricciones aplicadas en la fase de la “Sana Distancia” los que él llamó primero “pendejos” y luego “irresponsables” no entendieron la magnitud de la pandemia y sus consecuencias, ¿hoy dice que no es un “pase libre para bajar la guardia” cuando autorizó la reapertura de negocios y servicios no esenciales, que fueron el pretexto para que la gente dejara sus casas y saliera a las calles con las lamentables consecuencias de múltiples contagios y numerosas lamentables muertes?

Afirmó que esto “nada tiene que ver con reuniones, fiestas o paseos familiares”, pero trascendió, y los jaliscienses se enteraron, que hubo una fiesta por su cumpleaños con numerosos invitados en Punta Mita, Nayarit -algunas versiones aseguran que se reservaron para ello todas las habitaciones del hotel Imanta Resorts-. ¿Esto se justifica porque no ocurrió en territorio jalisciense?

Y añadió: “La nueva normalidad es dejarles las calles a quienes tienen que trabajar o salir a comprar lo indispensable y párale de contar”.

¿Quiénes andan en la calle? ¿Quiénes tienen que ir a trabajar y se amontonan en las paradas de los camiones? ¿Quiénes atiborran las unidades del transporte público sin control alguno, porque los empresarios a los que tanto “consciente” en la mesa de reactivación económica no cumplieron con su compromiso de aplicar horarios escalonados? ¿Quiénes acuden a los negocios o instalaciones no prioritarios que autorizó reabrieran, como gimnasios o parques públicos?

¿A quiénes se refiere cuando acusa que esos que andan en la calle por gusto, porque no tienen nada esencial qué hacer, son los responsables del incremento en el número de contagios y muertes por coronavirus? ¿Cómo saber que los contagiados o fallecidos es o fue esa gente que nada tenía qué hacer en las calles? ¿Cómo confirmarlo? ¿Cómo medirlo?

Ante esta realidad, a Enrique Alfaro no le queda otro camino que dar marcha atrás a decisiones ya tomadas y ejecutadas, y que no fueron las indicadas sino, por el contrario, provocaron el crecimiento de contagios y, por consecuencia, muertes. En la Ciudad de México y en Nuevo León, las otras dos grandes metrópolis, ya recularon y aquí también tendrán que recular.

En Nuevo León, “El Bronco” “apretó” las medidas coercitivas y aplicarán arrestos (Dios nos agarre confesados) y multas a quienes no usen correctamente el cubrebocas o por salir a la calle sin causa de fuerza mayor. Para reducir la movilidad, los comercios y establecimientos de servicios no esenciales, ahora lo harán de lunes a viernes entre las 5:00 am y las 22 horas, y cerrarán sábados y domingos. Las fábricas no esenciales trabajarán al 50% y las esenciales al 100%. Los bares y antros estarán cerrados.

En la Ciudad de México, Claudia Scheinbaum determinó que centros comerciales y tiendas departamentales abrirán de 11 am a 17 horas, excepto farmacias, bancos, restaurantes y supermercados, donde de acuerdo al giro la gente sólo podrá estar entre 40 minutos y una hora.

En Jalisco, Enrique Alfaro tendrá que dar marcha atrás. La realidad así lo obliga:

  1. Incremento acelerado de contagios.
  2. Aumento de fallecimientos.
  3. Contagios entre el personal de salud.
  4. Movilidad incontrolable.
  5. Aunque extrañamente se asegura que hay una ocupación hospitalaria del 30%, va en aumento.

La decisión de dar marcha atrás a la reactivación económica o ajustar horarios o días como ya lo hicieron la Ciudad de México y Nuevo León, aún por encima de lo que opinen los integrantes de la Mesa de Reactivación Económica, es impostergable. Tendrá que cerrar actividades económicas que había autorizado reabrir. No hay de otra.

Así, pues, si bien “el gozo” no “se fue al pozo”, la verdad es que no nos extrañemos si hoy por la tarde-noche el gobernador Enrique Alfaro nos anuncia que “va pa’trás” la reactivación económica.

Y si no, al tiempo…