Primero fue Alfonso Durazo quien renunció a la secretaría de Seguridad para buscar la candidatura al gobierno de Sonora; ahora fue otro Alfonso, en este caso Romo, quien renunció a la jefatura de la Oficina de la Presidencia. Los dos Alfonsos amigos del alfarismo, se fueron del gabinete lópezobradorista.

Y de esta forma, el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez prácticamente se quedó sin interlocutores dentro del gobierno de la 4T. Y con la renuncia de Romo, el empresariado de Jalisco también se quedó “huérfano”, pues el regiomontano en teoría hacía las veces de interlocutor, de “puente”, entre el gobierno federal y la iniciativa privada jalisciense, aunque la verdad es que en los hechos nunca se demostró. Todo quedó en los discursos y en los buenos deseos.

No era un secreto que Alfaro recurría a Durazo para tener acceso más fácil a otras áreas del gabinete donde no tan fácil le abren la puerta, pero el ex titular de Seguridad emprendió el “vuelo” hace varias semanas porque quiere ser gobernador de su estado natal.

También era público que como colaborador de López Obrador, Alfonso Romo no veía con malos ojos al gobierno alfarista e, incluso, tenía afecto por los jaliscienses. De hecho, podríamos asegurar que Romo fue el integrante del gabinete que más veces vino a Jalisco, algunas ocasiones de manera pública y en no pocas de manera privada. Pero ante los ojos de la ciudadanía nada pudo hacer por ayudar al estado ante el enfrentamiento personal entre el gobernador y el presidente de la República.

Y tan poco o nada logró hacer Romo por Jalisco, que ninguna obra pública a realizar por el sector privado de los dos grandes paquetes que ha dado a conocer el gobierno federal se realizará aquí en el estado. Ni un peso para el estado, en los dos paquetes de 61 obras por un total de 490 mil millones de pesos de inversión.

¿Quién será ahora el interlocutor de Alfaro en el gobierno de López Obrador? Habrá quien diga que el canciller Marcelo Ebrard, de quien el Mandatario estatal se refiere con mucha familiaridad, pero la verdad es que en su papel de canciller, lo que Ebrard hace es política y diplomacia, pero hasta el momento no se ha visto en los hechos una acción de su parte para beneficio del Estado. Y ni debería de verse porque no es ese su papel como secretario de Relaciones Exteriores.

El enlace natural del gobierno del Estado con el federal es la Secretaría de Gobernación, a través de su titular Olga Sánchez Cordero, o, en su caso, el subsecretario Alejandro Encinas, pero el gobernador se encargó de “reventar” esos enlaces al llamarlos “mentirosos” y acusarlos de querer hacer quedar mal a Jalisco, como lo declaró en junio pasado tras las violentas manifestaciones por el asesinato de Giovanni López.

Lo he reiterado y lo hago una vez más: el discurso beligerante del gobernador Alfaro y la lucha emprendida en contra del gobierno federal y en particular del presidente López Obrador -ya sea en lo personal o a través de la Alianza Federalista-, en nada ha ayudado a Jalisco y sí, en cambio, le ha generado repercusiones negativas como es el caso de la inversión pública-privada arriba referida o la no aplicación de recursos federales para el presupuesto 2021 para obras como la Línea 4 del Tren Ligero o el Peribús, entre otros de similar importancia.

Ayer nada menos, en la rueda de prensa “mañanera” el presidente López Obrador descalificó al bloque de gobernadores de la Alianza Federalista -en la que Enrique Alfaro es uno de sus principales líderes, junto con Javier …., de Chihuahua-, y anunció que no los iba a recibir porque lo que querían era utilizar a la investidura presidencial para sus intereses electorales.

O sea, que la “batalla” de los aliancistas por obtener más recursos económicos de la Federación está perdida de antemano, como perdidas están también las controversias que dichos estados han presentado ante la Suprema Corte por la desaparición de los fideicomisos.

Así, pues, para desgracia de Jalisco y los jaliscienses, el gobernador Enrique Alfaro cada vez se queda más sólo ante el gobierno federal, del que hasta el momento no hemos obtenido prácticamente nada extraordinario, salvo lo que “les toca por ley”, como ha dicho López Obrador en materia de recursos económicos.

Y si no, al tiempo…