En una entrevista que concedió a Mural y que el periódico publicó ayer, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez confesó textualmente:

“Yo no tengo aspiraciones políticas, entonces eso me da mucha tranquilidad para hacer lo que, desde mi punto de vista es lo correcto; no estoy haciendo cálculo político, no me interesa ser candidato a nada nunca más”. Y luego agregó:

“Espero ser y seguir siendo un actor político importante en el país, pero no está en mis planes volver a ser candidato nunca, eso no está en mi agenda…”.

¿Puede una declaración en medio de una pandemia desmentir los hechos de los que hemos sido testigos -propios y extraños-, prácticamente desde que Enrique Alfaro asumió el poder como gobernador y que ahora se fortalecen, al parecer, con una inversión millonaria de recursos públicos en televisoras de cobertura nacional donde prácticamente tiene “amarrada” una entrevista semanal o la transmisión de ruedas de prensa en vivo y en cadena nacional, sin importar que para transmitirlas corten abruptamente lo que está en el aire, como ha sucedido precisamente en estos tiempos de coronavirus?

Invertir económicamente en promover nacionalmente su imagen pública no puede interpretarse de otra manera como que el gobernador de Jalisco busca acaparar los reflectores del país o, cuando menos, convertirse en uno de los protagonistas políticos con miras a las elecciones del 2024 y desde aquí comenzar a sumar simpatías de ciudadanos de otras entidades.

La pandemia del coronavirus, al parecer, le cayó “como anillo al dedo” para proyectarse nacionalmente.

¿O cómo, además, interpretar que el senador Clemente Castañeda se haya convertido en el dirigente nacional de su partido Movimiento Ciudadano y que ahora haya decidido designar a un político-político al frente del comité estatal de MC, como lo es el diputado Ricardo Rodríguez, tras dos dirigentes que los más ni sus nombres conocieron?

Ya hemos aprendido de que cuando Alfaro dice una cosa, hay que interpretar que la realidad es lo contrrario. Por ejemplo, el 23 de julio de 2013, en una entrevista también con Mural, confesó: “Tengo los pies bien puestos en la tierra; no podría anticipar si yo voy a ser candidato a algo en 2015”. Fue en aquella entrevista cuando aseguró que “con el PAN, ni a la esquina”, y ya vimos lo que sucedió en las elecciones posteriores.

Un año después, el 8 de abril del 2014, le declaró a El Informador: “No sé si voy a ser candidato a Guadalajara o a Zapopan o a Tlajomulco, o a lo mejor no seré el candidato…”.

En ambos casos, aquí en Marcatextos siempre sostuvimos que Enrique Alfaro sería el candidato de MC a la presidencia municipal de Guadalajara, como sucedió. Y de igual manera sostuvimos que sería candidato a gobernador cuando en diversas entrevistas aseguraba que eso no estaba en sus planes o que no lo sabía. En los dos cargos, tanto para alcalde como para gobernador, el tiempo nos dio la razón.

Y creo que hoy sucederá lo mismo. Contra lo que declare, Enrique Alfaro sí buscará ser candidato presidencial en 2024 como candidato de Movimiento Ciudadano más la posibilidad de que otros partidos se le sumen en coalición. Hoy desde la gubernatura y con apenas 16 meses en el cargo, ha dado demasiadas muestras de cuál es su proyecto político para el futuro, aunque sin duda que uno de sus principales escollos, obstáculos o “piedrita en el camino” que encontrará se llama Andrés Manuel López Obrador.

Pero eso no obsta para que trabaje en su proyecto para ver si “cuaja”, porque como se lo declaró el 3 de junio del 2015 al suplemento Perfiles, del hoy desaparecido periódico MASGDL: “Digamos que no tengo eso en mis planes, pero soy político y llegaré hasta donde se pueda…”.

Bien dicen: Si camina como pato, grazna como pato, tiene patas de pato, nada como pato… ¡es pato!

Y si no, al tiempo.