Las acciones que el gobierno del Estado ha emprendido en contra de la Universidad de Guadalajara y de todo lo que está sucediendo actualmente, particularmente la aprehensión de los tres estudiantes universitarios y del campamento de resistencia apostado afuera de Casa Jalisco, podemos entenderlo a partir de aquello que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez respondió cuando le plantearon que han pasado cinco, seis gobernadores y el poder informal de Raúl Padilla se ha mantenido.

Aquel 25 de noviembre el mandatario respondió: “Ya llegó el gobernador que va a acabar con esa historia… ya lo veremos”.

A reserva de lo que resuelva el Juez del caso -el polémico Felipe de Jesús Rivera- el día de mañana martes sobre el futuro de los detenidos-, el encarcelamiento de Javier Armenta, Ilich Cisneros y José Rojas provocó una ola de protestas de propios y extraños, de universitarios de todo el país e, incluso, se ha solicitado la intervención del propio presidente Andrés Manuel López Obrador y del secretario fe Gobernación, Adán Augusto López Hernández. Sin embargo, la sola detención de los tres jóvenes significa un “apretón” del gobierno al Grupo Universidad y a su líder Padilla López.

Y es que la sentencia del gobernador Alfaro fue categórica: “Ya llegó el gobernador que va a acabar con esa historia (la de Raúl Padilla)…”. Una afirmación así de contundente no significa otra cosa de que esto, la detención de los tres jóvenes estudiantes y activistas, es apenas el comienzo de una serie de acciones que desde el gobierno estatal se emprenderán para que se cumpla la advertencia de Alfaro Ramírez. Y si la detención de Javier, Ilich y José para muchos fue excesiva porque pudieron enfrentar su proceso penal en libertad, el sólo hecho de ponerlos en prisión augura que cosas peores sucederán más adelante.

El fondo del asunto -en el plan del gobernador- es ese: Acabar con la historia y la era de Raúl Padilla como líder del Grupo Universidad, y la forma serán todas las acciones que desde Casa Jalisco consideren necesario ejecutar para lograr ese propósito, comenzando por enviar a prisión al ex presidente de la Federación de Estudiantes Universitario (FEU) y dos compañeros universitarios más que encabezaron la resistencia en el Parque Huentitán en contra del desarrollo inmobiliario. Y todo indica que el gobernador está dispuesto a enfrentar el costo y desgaste político que sea necesario, pues quizás considere que derrumbar el poder de Padilla López en la Universidad de Guadalajara bien lo vale para una candidatura presidencial.

No debe sorprendernos si mañana los tres detenidos son puestos en libertad -que es lo más seguro que sucederá-, y sigan en esa condición el proceso en su contra, porque eso ayudará a disminuir la presión social que existe en contra del gobierno del Estado y del gobernador Alfaro Ramírez, pero eso no significa que con esto el Mandatario esté declinando de su objetivo y dando marcha atrás. No, al contrario: esto es apenas el inicio, reitero.

Las incógnitas se mantienen abiertas: si Armenta, Cisneros y Rojas son liberados, ¿qué acciones emprenderán luego, tanto los opositores a la construcción de edificios en el Parque Huentitán como el gobierno del Estado? Si son retenidos en prisión, ¿qué acciones de protesta emprenderá la UdeG y de qué manera el gobernador Alfaro endurecerá las acciones en contra de Padilla y el Grupo Universidad?

Insisto: con la detención de los tres estudiantes, el gobierno del Estado comienza las acciones para buscar cumplir la advertencia de Alfaro Ramírez: “Ya llegó el gobernador que va a acabar con esa historia (la de Raúl Padilla)…”.