Ayer en su entrevista con el Grupo Reforma, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez confesó:

“Por más que hemos hecho llamados a buscar en el diálogo resolver nuestras diferencias, no ha habido una respuesta positiva del gobierno federal; más bien ni siquiera ha habido respuesta porque he buscado por todos los conductos tener la posibilidad de platicar con el presidente…

“Lo que quiero es tener la oportunidad de platicar con el presidente, pero hasta ahora no ha habido respuesta…”. “Le llamé personalmente a su oficina, pero no tengo respuesta…”. “Pido ser atendido por el presidente de todos los mexicanos…”. “Le estoy pidiendo que cuando menos me escuche…”.

Hoy por la mañana el presidente López Obrador le respondió como Alfaro dice que no le gusta y le pidió que no lo hiciera: a través de la rueda de prensa “mañanera” desde Puebla, luego de que le preguntaron sobre la petición de audiencia del gobernador de Jalisco.

La respuesta de Andrés Manuel nos confirma que la “guerra fría” entre él y Alfaro no tendrá un pronto fin sino, al contrario, aún le queda un largo camino que mucho lamentaremos y sufriremos los jaliscienses, pues no se advierte que Jalisco esté en la agenda presidencial y que lo estará cuando el presidente considere que es el momento político más favorable para él y no para el estado.

López Obrador respondió así:

“Ando de gira, no estoy en México. El domingo estuvimos en Xalapa, ayer lunes en Tlaxcala y anoche aquí en Puebla, y mañana tenemos que estar en Hidalgo y en Cuernavaca el viernes. Además, para ser francos, yo quiero que se serenen las cosas y no quiero que haya espectáculo. Hay cosas muy importantes que atender, lo de la pandemia, todo esto que tiene que ver con la inseguridad, como para estar dando nota, como dicen, sobre diferencias que tenemos.

“Claro que las tenemos, pero al mismo tiempo tenemos que buscar la manera la manera de actuar en forma institucional. De mi parte siempre ha sido así, por eso me extrañó la falta de respeto de decir que nosotros estábamos interviniendo en Jalisco, que desde los sótanos del poder de la Ciudad de México (y muestra una sonrisa irónica, burlona) se estaba auspiciando la inconformidad en Jalisco…”.

La postura de López Obrador frente este profundo diferendo con Enrique Alfaro es única e inamovible de acuerdo a sus propias declaraciones: “Hay cosas más importantes qué atender…”. Y además, nadie lo convence de lo contrario: para él Alfaro le faltó al respeto al involucrarlo con la violenta manifestación del jueves 04.

Y si López Obrador no olvida lo que él llama la “traición” de Alfaro del 2012… ¡menos olvidará lo que sucedió apenas hace 12 días!

Así es que más vale que en Jalisco nos convenzamos de que esta “guerra” política declarada entre López Obrador y Alfaro Ramírez no tendrá un final feliz.

Y si no, al tiempo.