Al parecer a Miguel Monraz Ibarra, dirigente estatal del PAN, le “tembló la mano” para actuar en contra del diputado Ricardo Rodríguez que lo desafió, por primera ocasión, cuando hizo las declaraciones públicas en su contra y lo acusó de negociar en los “oscurito” con sus adversarios políticos para obtener plazas en el Congreso del Estado para sus allegados, así como de imponerle la agenda a la fracción parlamentaria sin consensarla con los diputados.
Otra actitud desafiante de Ricardo Rodríguez fue cuando, al igual que su correligionario Alberto Esquer, votó en contra de aprobar el credito por 2 mil 400 millones de pesos al gobernador Emilio González Márquez.
El último desafío del ex secretario general del Comité Estatal durante la dirigencia del ex panista -no se reafilió- Eduardo Rosales Castellanos, hacia su dirigente estatal sucedió el viernes pasado cuando se declaró diputado independiente, tras renunciar a mantenerse como integrante de la fracción parlamentaria del PAN.
La verdad es que ante la situación que guardaba dentro de Acción Nacional, Ricardo Rodríguez tenía solamente tres caminos en su futuro panista: renunciaba a la bancada legislativa y se declaraba independiente, renunciaba a su militancia panista o era expulsado de las filas del PAN.
Finalmente se decidió por lo primero, aunque con la aclaración de que no renuncia a su militancia panista, aunque en los hechos prácticamente está fuera aquí en Jalisco, pues seguramente no será convocado a actividad alguna del partido, en tanto que con ello mantiene su posición como consejero nacional.
Cabe señalar que desde el inicio de la actual 60 Legislatura la fracción parlamentaria panista advirtió señales de que no actuaría como un bloque compacto, unido, como oposición, sino dio luces de que las cosas al interior serían difíciles y no se descartaban conflictos como los que se han vivido a lo largo de estos más de 90 días de gestión.
Pero Ricardo Jiménez no ha sido el único que ha desafiado a su dirigente Monraz Ibarra, sino que actitud similar han asumido diputados como Jaime Díaz -el hombre más cercano del diputado Rodríguez, quien fue el que lo hizo legislador-; Víctos Sánchez quien con un berrinche logró quedarse con la Dirección Jurídica del Congreso y ha demostrado ver “la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”; Alberto Esquer, quien ha dado muestras de que si algo le gusta es el protagonismo; y Guillermo Martínez Mora, quien está decidido a trabajar con miras al 2015.
No es fácil la posición que tiene Miguel Ángel Monraz, pero sin duda la prudencia que ha pretendido mantener frente a la actitud de algunos diputados es interpretada como debilidad, falta de decisión y de “temblarle la mano” para poner orden ante esta rebelión de sus correligionarios.
Y obvio no hay a quien le venga a la mente la figura de Antonio Gloria Morales, quien como secretario general del PAN, primero con Emilio González y luego con Herbert Taylor, fue el operador para la expulsión de los finados Manuel Castelazo y Cirano Padilla, porque osaron votar en contra del sentido en que lo hizo el resto de la bancada.
Existe el trascendido de que se ha abierto un expediente de expulsión para Ricardo Rodríguez, pero sólo es eso, un trascendido, como trascendido es que existe el riesgo de que otros legisladores, empezando por Jaime Díaz, decidan seguir el camino del primero.
No descartamos que el futuro que espera a Ricardo Rodríguez es su expulsión del PAN -por menos expulsaron a Castelazo y Padilla-, pero luego de esto lo importante y trascendente será conocer cuál será el futuro del PAN en Jalisco y saber si Miguel Ángel Monraz tendrá los arrestos para hacer valer su autoridad, meter orden al interior de la bancada y recomponer a su partido.
O si terminará pasando a la historia como el dirigente que le dio cristiana sepultura al Partido Acción Nacional, antes de dejar el cargo.