A la crisis generada por el caso de la morgue rodante -o sea el tráiler con 157 cadáveres al que ya se le sumó un segundo con 80 más-, al gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz le estalla otra más severa y preocupante: la de la credibilidad de los jaliscienses.

El pésimo manejo del caso que dio, literalmente, la vuelta al mundo a través de los diversos medios de comunicación y abundantemente en las redes sociales, y la errática decisión que el Mandatario estatal tomó para tratar de enfrentar el escándalo ya desatado, como fue el cese del director del Instituto Jaliscienses de Ciencias Forenses, Luis Octavio Cotero Bernal, le resultaron contraproducentes, pues no sólo no apagó el “fuego” del escándalo sino que lo avivó.

Y como ha sido la característica de su gobierno, no tuvo operadores capaces de atenuar el problema. Ni desde la secretaría general de Gobierno ni mucho menos desde la dirección de Comunicación Social. Y el resultado fue desastroso: el destituido Cotero Bernal les ganó ampliamente la partida ante los medios de comunicación, locales, nacionales e internacionales que le dieron -a toda hora en el caso de los locales- amplios espacios a través de los cuales, de propia voz, no sólo diera su versión de los hechos sino que se defendiera de lo que propios y extraños consideraron injusto: su destitución.

La “bomba” de los tráilers y de la credibilidad social le estallaron en las manos al gobierno aristotelista. Y aún están pasmados. No saben qué hacer ni como enfrentar esta grave crisis en el epílogo de su administración, como tampoco supieron resolver otras más a lo largo de la misma.

Nadie cree en la versión del gobernador Aristóteles Sandoval y mucho menos en la del secretario general, Roberto López Lara, a quien acusan de que conoció desde hace dos años del problema de falta de espacios para albergar los cadáveres, sin que hiciera nada al respecto; por el contrario, lo señalan de indiferencia e insensibilidad ante el hecho.

Hoy la credibilidad y el apoyo social -ahí están las llamadas de los ciudadanos a los medios electrónicos y los textos en las redes sociales- las tiene Luis Octavio Cotero Bernal, a quien se le considera el “chivo expiatorio” en esta trama macabra.

Cotero Bernal les va ganando la partida… y por amplio margen.

Ayer la visita del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, dio un “respiro” al gobernador sobre este escándalo, mientras Luis Octavio Cotero continuaba su gira de medios como invitado, no como solicitante. Y colocó otra “banderilla” al confirmar que existía otro tráiler con 80 cadáveres más, amén del que deambuló por Tlajomulco, Tlaquepaque y quedó en Guadalajara con 157 cadáveres.

Y todo esto se agravó más cuando se supo que el fiscal general, Raúl Sánchez Jiménez, se encontraba de vacaciones y la fiscal central, Marisela Gómez Cobos, ha brillado por su ausencia en todo este escándalo, aunque se asegura que su permanencia en el cargo tambien estaría en riesgo. Pero nada está confirmado.

Mientras el ex titular del IJCF sigue aportando ante los medios de comunicación argumentos -para muchos convincentes- con los que se deslinda de la responsabilidad que le quieren achacar desde el Ejecutivo, de éste lado han guardado un extraño silencio y nadie ha salido a dar la cara ni mucho menos a refutar las declaraciones de Cotero Bernal.

¿Qué sucederá ahora que regrese de vacaciones el fiscal Sánchez Jiménez -debió de haber llegado ayer-? ¿Saldrá ante los medios con elementos de prueba que confirmen que la decisión del gobernador Sandoval Díaz de cesar a Cotero fue la correcta o asumirá el mismo discurso desafortunado al que hasta ahora ha recurrido el Ejecutivo?

Hoy ante la sociedad, en el caso de la morgue rodante, el marcador le favorece al destituido Cotero Bernal frente al Ejecutivo. ¿Cómo logrará éste revertirlo? ¿O, como los cadáveres en los tráilers, apostará a que el tema se enfrié en otro frigorífico, el de la corta memoria social?

No creo que esto suceda, pues al parecer aún hay mucho que saber al respecto. Al tiempo.