Gilberto Pérez Castillo

Luego de perder la elección de Gobernador del Estado en el 2006, Arturo Zamora Jiménez y el Rector General de la Universidad de Guadalajara Carlos Briseño Torres intentaron quedarse con el control del PRI.

Pero como ninguno de los dos conoce realmente al PRI y a los priistas, dos años después lo que se conocía como el Grupo Briseño-Zamora no es más que el recuerdo de un intento de crear una corriente al interior de ese partido.

Carlos Briseño y Arturo Zamora intentaron que Javier Galván Guerrero, presidente estatal del PRI en el 2006, le dejara el lugar al excandidato a Gobernador, pero sus intentos se vieron bloqueados por el propio Galván y por el resto de las corrientes priistas.

Luego, al final del año pasado, Briseño y Zamora se metieron con todo en la elección de dirigente estatal y jugaron en contra de Javier Guízar Macías, y nuevamente salieron derrotados.

Este año, fueron incapaces de demostrar que tenian una representación estatal o regional y salieron prácticamente con las manos vacías en las elecciones de los 125 comités municipales.

La muestra más clara de su falta de fuerza al interior del PRI la dieron el domingo pasado donde salieron perdiendo rotundamente en la elección de la dirigencia municipal priista de Zapopan, donde se suponía que Arturo Zamora, por haber sido alcalde de ese municipio y por tener ahí a sus principales aliados, podría ganar la elección.

Pero el resultado fue de 196 votos en contra y 99 a favor, por lo que el briseñismo-zamorismo fue masacrado en su mejor cancha.

En este nuevo panorama, el intento de grupo realizado por la dupla Carlos Briseño-Arturo Zamora descubre su condición de tigre de papel y entra definitivamente en su fase de extinción.