Impulsado por su obsesión personal en contra del auditor Alonso Godoy Pelayo, Oscar Benavides Reyes mandó “al diablo” a las instituciones y, despojándose de la seriedad que debe de tener quien preside un organismo prestigiado como la Coparmex Jalisco, corrió al Congreso del Estado con cheque en mano para exigir con ello que se destituya al titular de la Auditoría Superior del Estado.
Quizás creyendo que en la administración pública se puede actuar como lo hacen algunos malos e inconscientes empresarios que despiden de manera injustificada, y a veces por simple capricho, a sus trabajadores, Benavides Reyes no tomó en cuenta que por mucho que el Poder Legislativo esté desprestigiado, no puede actuar al capricho de los empresarios y, mucho menos, en  flagrante violación a la ley.
Curiosa y coincidentemente, Oscar Benavides acudió al Palacio Legislativo y peregrinó por varias oficinas con un folder que contenía un cheque por 35 mil pesos, horas después de que el ex presidente de la Coparmex, Pablo Lemus Navarro -quien también tiene una obsesión personal contra el Auditor-, entrevistó en su informativo al diputado Salvador Barajas del Toro -quien se siente agraviado porque el Auditor despidió a sus “recomendados”- y le preguntó si cualquier ciudadano podía ir a llevarles los 35 mil pesos que cobra la Universidad Autónoma de Nayarit para elaborar y aplicar el examen a los aspirantes a ser auditor superior.
Sin embargo, en esa entrevista donde las preguntas, curiosamente, fueron planteadas de manera tal que generaban las respuestas que, al parecer, el entrevistado y el entrevistador querían exactamente, se dijo ignorar que hubiese una resolución de un Tribunal Colegiado que le ordenaba al Congreso del Estado suspender el procedimiento que un Juez les había indicado para reponer la elección del Auditor, pues el primer examen lo aplicó la Comisión de Vigilancia y no una universidad que no fuera jalisciense.
En esa entrevista, tanto Lemus Navarro -quien como presidente de la Coparmex confesó a Radio Noticias 1070 que quería ser en 2012 candidato a presidente municipal de Guadalajara por el PRI- como Barajas del Toro aseguraron que eso de la resolución del Tribunal Colegiado era un simple rumor, y el legislador insistía en que él nunca había sido notificado de ello.
Ante este escenario armado en una simple entrevista radiofónica, Oscar Benavides acudió al Congreso y peregrinó por las oficinas de la Oficialía de Partes, de la Secretaría General, de la coordinación del PRD y por la de la Dirección Jurídica, donde se le notificó que a ninguno de sus titulares la ley les facultaba a recibir recursos de un ente privado para solventar procedimientos legislativos.
También se le hizo ver que lo que él quería realizar -y que por la mañana Lemus Navarro, a quien Enrique Alfaro invitó a ser su candidato a la alcaldía de Zapopan, le preguntó a Salvaldor Barajas si se podía hacer-, era imposible porque la ley no lo estipulaba.
Pero ya encaprichado y mostrando ante las cámaras fotográficas y de televisión el cheque cuyo monto se ignora quién lo proporcionó, Oscar Benavides declaró a los reporteros que ante la negativa del Congreso a recibírselo, entonces… ¡se lo enviaría directamente a la Universidad de Nayarit! que para que eso no fuera pretexto para no aplicar el famoso exámen.
¿Y la ley? ¿Y las instituciones?… ¡Al diablo!