Hay quienes creen que la vida pública de Enrique Dau Flores comenzó con su renuncia a la presidencia municipal de Guadalajara el 24 de abril de 1992, veintitrés días después de asumir el cargo -tras ganar las elecciones el 9 de febrero anterior- y dos posteriores a las explosiones en la calle Gante del Sector Reforma cuando solicitó licencia y le fue aprobada.

Pero la tragedia del 22 de abril truncó la carrera política de quien fue el supersecretario en el gobierno de Guillermo Cosío Vidaurri y quien con aquel triunfo electoral en la capital del estado se perfilaba para ser el próximo candidato del PRI a la gubernatura en 1995.

Dau Flores recordó en una entrevista que Cosío Vidaurri lo invitó a colaborar con él cuando llegó a la alcaldía de Guadalajara (1971-1973), y a partir de entonces sellaron una relación de amistad y política que se terminaría también a raíz de aquella tragedia. Enrique Dau fue prácticamente el brazo derecho del ex gobernador cuando éste fue director del Metro, primero, y secretario general de Gobierno del Distrito Federal durante la regencia de Ramón Aguirre Velázquez, después.

Enrique Dau fue la avanzada de Guillermo Cosío cuando asumió la presidencia del PRI Guadalajara para desde ahí trabajar la candidatura al gobierno del Estado, y tras lograrla fue designado secretario de Desarrollo Urbano (Sedeur) desde donde también luego comenzó a proyectar su candidatura a la alcaldía de Guadalajara, con el impulso y el visto bueno del Mandatario estatal. Era el hombre poderoso del cosiísmo.

Desde SEDEUR llevó a cabo proyectos y obras como la ampliación a cuatro carriles de la carretera a Chapala, la ampliación del Periférico, la Línea II del Tren Ligero, el Parque Solidaridad, el Parque Metropolitano, así como el abastecimiento de agua para Guadalajara. Asimismo, la ampliación de la Línea I del Tren Ligero a Tlajomulco, el libramiento desde la antigua caseta en Tonalá hasta el crucero a Tequila y Tala, una nueva Central de Abastos, así como obras con recursos federales como las autopistas a Manzanillo, a Puerto Vallarta y a Los Altos, sin dejar a un lado la construcción de plantas potabilizadoras a lo largo de la ribera de Chapala.

Definido candidato del PRI a la presidencia municipal de Guadalajara emprendió una campaña que muchos la catalogaron como una campaña adelantada a la gubernatura, pues prácticamente tapizó la ciudad de pendones con su imagen de cuerpo completo. El derroche de recursos fue cuantioso.

Además, fue el primero en aplicar una encuesta domiciliaria antes de las elecciones para medir el pulso ciudadano, pero en el fondo con el propósito de que los tapatíos se sintieran tomados en cuenta.

Con un programa de gobierno bastante ambicioso, Dau Flores cometió un error garrafal: la integración de su planilla de regidores. Hombres reconocidos en sus sectores, pero ajenos a la sociedad tapatía: Jorge García Fernández, vicepresidente; y como regidores: José de Jesús Ávila Castañeda, Carlos Pizano y Saucedo, ha Lenia Hernández de Ruvalcaba, Baudelio Villalobos Hernández, Juan López Jiménez, Carlos Arias Hernández, Enrique Reyes Vizcarra, José García Ortiz y Felipe López Prado.

Todos ellos se asustaron tras la crisis política que provocó la explosión y el miedo se apoderó de ellos; tanto, que ninguno quiso ser alcalde interino, comenzando por el vicepresidente García Fernández, empresario textil (Hilasal), lo que provocó la desaparición del Cabildo y la integración de un Concejo Municipal que encabezó Alberto Mora López hasta concluir el trienio.

Después vino su encarcelamiento como “chivo expiatorio” de la tragedia, su posterior liberación y su reintegración a la administración pública, en una historia que ya todos conocemos en los últimos años y que ayer la mayoría de medios de comunicación dieron a conocer en sus portales.

Así, pues, en la vida de Enrique Dau Flores hubo un antes de las explosiones del 22 de abril; un antes que estuvo proyectado no sólo para gobernar Guadalajara sino Jalisco; un antes que estaba previsto no sólo para un trienio sino para un sexenio después, pero que desgraciadamente fue un antes que solamente duró… 23 días.

Descanse en paz.