Secuestrado el 7 de febrero de 1985 cuando salía del Consulado de Estados Unidos en Guadalajara para ir a comer, el cuerpo del agente de la DEA (Administración para el Control de Drogas), Enrique “Kiki” Camarena Salazar, fue encontrado un día como hoy -5 de marzo de aquel año-, hace 35 años, junto con el del piloto Alfredo Zavala Avelar, en un camino rumbo al poblado La Angostura, atrás del rancho Bravo -en los límites entre Jalisco y Michoacán-, donde se dijo que el agente estadounidense había sido visto por última vez.

Camarena Salazar se infiltró entonces en el llamado Cártel de Guadalajara al que responsabilizaron de su secuestro, tortura y muerte, al igual que el del capitán Zavala Avelar. Esto sucedió después de que tres meses antes- el 7 de noviembre de 1984-, el Ejército con ayuda de la DEA desmanteló en Chihuahua el rancho “El Búfalo”, donde se decomisaron 9 mil toneladas de mariguana.

“Poco después de las seis (del 5 de marzo de 1985), un aldeano joven llamado Antonio Navarro Rodríguez, yendo por un camino atrás del rancho percibió una oleada de aire fétido. En un sitio despejado a unos cuantos metros del camino descubrió dos grandes bolsas de plástico (…). Una de ellas estaba abierta: de ella salían dos piernas humanas en plena putrefacción…

“A las siete de la mañana del día siguiente, las estaciones de televisión de Guadalajara y de la ciudad de México anunciaron que se habían encontrado los cuerpos de Enrique Camarena, agente de la DEA, y del capitán Alfredo Zavala (…). Según (Jerry Douglas) Spencer (especialista en patología forense, del Cuerpo Médico de la Armada de EU), los dos hombres habían muerto probablemente el 8 de febrero, al día siguiente de su secuestro…”.

Lo anterior lo reveló la entonces corresponsal en México de la revista Time, Elaine Shannon, en su libro Desperados -publicado en 1989 por la editorial Lasser Press, y que se convirtió en un best seller -, en cuya contraportada es presentado como “un retrato repugnante de los traficantes, sus colaboradores en círculos poderosos de todo el Occidente, y de los hombres y mujeres que luchan contra obstáculos insuperables para derrotarlos. Es también la historia acerca de la hipocrecía, la duplicidad y el autoengaño dentro del gobierno estadounidense que alega querer ganar la guerra contra las drogas pero deja a sus agentes -son palabras de Kiki Camarena- descubiertos en primera línea sin nadie que los respalde”‘.

En Desperados, Shannon revela a lo largo de 491 páginas los pormenores de este capítulo que conmovió a México y al occidente del país, Jalisco y Michoacán, particularmente, cuando los gobernaban Miguel de la Madrid, Enrique Álvarez del Castillo y Cuauthémoc Cárdenas Solórzano, respectivamente.

Apenas días después de haber llegado a vivir y estudiar en Guadalajara, tuve la oportunidad de, como reportero de Ocho Columnas, cubrir en el aeropuerto internacional de Guadalajara la entrega del cuerpo de Enrique Camarena al entonces embajador de Estados Unidos en México, el ex actor John Gavin, y presenciar la solemne ceremonia realizada mientras el féretro ingresaba por la parte trasera del imponente avión de la Fuerza Aérea estadounidense.

Ahora, 35 años después del secuestro y muerte de Camarena Salazar, se revela en Estados Unidos analiza reabrir el caso tras conocerse nuevas pruebas sobre una presunta traición a Camarena por parte de un oficial de la DEA y un agente de la CIA coludidos supuestamente con el narco.