¿Qué costo tendrá para Jalisco y los jaliscienses el rompimiento evidente del gobernador Enrique Alfaro Ramírez con el gobierno federal y el presidente Andrés Manuel López Obrador?

En su video del sábado 30 en el que anunció la ampliación de la Fase Cero, Alfaro se quejó en tres ocasiones de que el gobierno federal lo ha dejado solo ante la pandemia del coronavirus. Dijo: 1. “Lo hicimos con nuestros propios recursos, públicos y privados, sin esperar que llegara apoyo de la Federación, simple y sencillamente porque sabíamos que nunca llegarían…”; 2. “El gobierno del Estado, sin el apoyo de la Federación, no cuenta con los recursos para mantener nuestra economía detenida y a miles de personas sin poder trabajar…”, y 3. “Aunque como ha venido sucediendo, el gobierno federal trate de deslindarse y echarnos toda la responsabilidad a los estados, tenemos que iniciar la reactivación gradual de nuestra economía…”.

Si ya de por sí el gobierno lópezobradorista ignoraba al gobierno alfarista, ¿qué podemos esperar ahora que el gobernador involucró al propio López Obrador en la violenta manifestación del jueves pasado? Las palabras del Ejecutivo federal -como lo referí ayer- auguran que no habrá pronto un panorama prometedor para Jalisco al recriminarle a Alfaro que lo haya relacionado con esos hechos.

“No tiro la piedra y escondo la mano”, “El que acusa tiene que probarlo para actuar de manera responsable”, “Me pareció un exceso”, “No debió mencionarme”, “Debió cuidar sus palabras”, “No tenía por qué señalarme”, fue lo que advirtió López Obrador. Entre líneas, estas palabras tienen mucho fondo.

Alfaro sabía muy bien los alcances de sus palabras, indudablemente que las midió, pero no se contuvo.

Pero por si fuera poco, Alfaro también arremetió contra quien es responsable de mantener el diálogo y la comunicación con los gobernadores: la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, a quien calificó de mentirosa, al igual que al subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, quien se supone es uno de los pocos funcionarios con los que lleva una buena relación dentro del gabinete presidencial.

En la rueda de prensa de ayer por la mañana, Enrique Alfaro se quejó que pese a los hechos de violencia y vandalismo durante la manifestación “no hubo ni una llamada de nadie del gobierno federal”. Y entonces se les fue encima a los funcionarios de Gobernación. Acusó:

“Lo que hubo del gobierno federal fue la secretaria de Gobernación (Sánchez Cordero) que salió a dar más mentiras y el subsecretario de Gobernación (Encinas) que salió a decir más mentiras. Con ellos no tengo nada que platicar. Yo espero hablar con el presidente de México y confío en que esto se pueda dar en las próximas horas”.

¿De verás creyó Alfaro Ramírez que luego de lo sucedido López Obrador le iba a tomar la llamada? ¿Le llamó? ¿El presidente le contestó?

¿Es posible tener un diálogo con Andrés Manuel después de responsabilizarlo de estar detrás de la violenta manifestación y de que luego de la rueda de prensa fue anfitrión en Tequila del bloque de gobernadores denominada Alianza Noroeste Pacífico, que rechaza las dicrectrices de la Secretaría de Salud Federal y se opone a acatar el Semáforo Epidemiológico establecido desde el centro para combatir el Coronavirus?

Enrique Alfaro, con su actitud de confrontación y dominado por sus aspiraciones políticas con miras al 2024, ha “dinamitado” todos los “puentes” existentes con López Obrador y su gobierno. Quizás le quede por ahí su amigo Alfonso Durazo, pero creo que de poca ayuda puede ser ante los propios problemas que enfrenta el sonorense para contener la inseguridad en el país.

La salida que queda es creer lo que dijo ayer Andrés Manuel: “No tenemos interés en pelearnos con ningún gobernador”, y esperar que esas palabras se reflejen en los hechos para que Jalisco no sufra las consecuencias lógicas de un rompimiento del Gobierno del Estado con el Presidente de la República.

O que Alfaro haga caso a la recomendación que le hizo ayer el senador morenista Ricardo Monreal: “El servidor público que ocupa cargos de alto nivel tiene que actuar con tres características: con serenidad, con responsabilidad y con prudencia. Le recomiendo que no se profundicen las diferencias, que no se genere mayor confrontación, que no se alimente mayor polarización, porque esto puede producir y provocar mayor encono y división ciudadana.

“Le reitero mi sugerencia: busque caminos de entendimiento racional, inteligentes, de colaboración, de apoyo recíproco; alejarse de callejones sin salida, no hacer caso a las voces que aconsejan este camino sin retorno. Debe hacerlo por Jalisco”.

¿Qué nos espera en el futuro, pues? Lo que el gobernador Enrique Alfaro decida… Al tiempo.