Después de la violenta manifestación del jueves pasado por el asesinato de Giovanni López a manos de policías municipales, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez reiteró en varias ocasiones que “los jaliscienses no se manifiestan así”, que “nunca habíamos visto una manifestación como esta”.

Y tiene razón, los jaliscienses no se manifiestan así ni se registran hechos como el del viernes pasado… salvo cuando Gerardo Octavio Solís Gómez está al frente de la procuración de justicia.

Sucedió en 2004 con la agresiva manifestación de los “globalifóbicos” en el marco de la Cumbre Eurolatinoamericana y del Caribe en mayo del 2004 y ahora en la marcha de protesta de la semana anterior, donde se pone en evidencia el modus operandi de los elementos a cargo de quien también fue gobernador interino por espacio de tres meses (noviembre 2006 a febrero de 2007).

Las similitudes registradas en ambos eventos multitudinarios ponen en entredicho parte del discurso oficial que argumenta que lo mismo participaron “gente” del presidente López Obrador que militantes de Morena, que gente de la delincuencia organizada, y que abre la sospecha que parte del operativo del jueves y viernes fue construido “en los sótanos del poder” en Jalisco.

Veamos las similitudes entre lo que pasó aquel 28 de mayo de 2004, cuando Solís Gómez era Procurador del Estado, y los días 4 y 5 de junio cuando ocupa el cargo de Fiscal General:

  1. Hubo manifestantes “buenos”, los que partieron del punto de salida, a los que se infiltraron los manifestantes “malos” que generaron la violencia y provocaron los destrozos.
  2. Se dejó llegar a los manifestantes hasta el centro de Guadalajara, sin que hubiese un operativo para “encapsularlos” ahora o contenerlos en aquella ocasión.
  3. En ambas marchas, al llegar al centro de la ciudad, quienes se colocaron en primera fila fueron los manifestantes violentos que en aquella ocasión agredieron a los uniformados colocados en vallas, mientras que ahora fueron quienes provocaron destrosos a Palacio de Gobierno y agredieron a los elementos de seguridad que ahí se encontraban y a los que llegaron después, así como incendiaron dos patrullas.
  4. Según testimonio de quienes se manifestaron en aquella ocasión, un sujeto que presuntamente era parte de ellos, fue visto abordar una patrulla por la Plaza Juárez un día antes y al día siguiente ya estaba encarando a los policías y alentando que los agredieran, pero fue rechazado y presionado a retirarse, y lo que hizo fue correr a esconderse atrás de los uniformados. En esta ocasión, a uno de los “manifestantes” agresores se le captó -hay imágenes en las redes- al lado de elementos de seguridad. El sujeto es presumtamente quien quemó a un uniformado.
  5. En aquella marcha, de repente bajaron de camionetas sujetos con el rostro cubierto y portando palos que se sumaron a los manifestantes para enfrentar y agredir a los policías. Ahora, como lo reveló el gobernador, de repente salieron de diversos puntos en el centro de la ciudad personas con el rostro cubierto y fueron los que dañaron el inmueble de gobierno y agredieron a policías.
  6. Una de las ímágenes que más circuló en aquella ocasión fue la de un manifestante con el rostro cubierto tratando de quemar policías con un soplete o aerosol, como lo fue ahora la imagen de un manifestante con el rostro cubierto que quemó por la espalda con un aerosol y un encendedor a un policía que abordaba su motocicleta. En ambos casos, el agresor no fue ni ha sido detenido.

¿Verdad que hay muchas similitudes entre la manifestación de mayo del 2004 y la manifestación de junio de 2020, cuando coincidentemente al frente de la procuración de la Justicia está el mismo Solís Gómez?

Pero hay otro dato que vale la pena tomar en cuenta sobre lo sucedido el viernes en los alrededores de la Fiscalía y la presunta desobediencia de sus subalternos que actuaron a espaldas de Solís Gómez, que “coincide con otro hecho cuando él era delegado de la PGR en Jalisco.

Aquí el viernes un grupo de agentes ministeriales “levantaron” y desaparecieron por algunas horas a jóvenes que iban en camino a la manifestación frente a la Fiscalía. El gobernador primero y luego el propio Fiscal, aseguraron que dichos elementos desobedecieron sus instrucciones para mantenerse dentro del inmueble, que actuaron por su cuenta y que ningún mando superior los instruyó a actuar de esa manera.

En febrero de 2014, elementos a su cargo como delegado de la PGR catearon un domicilio que resultó ser el del suegro de un prominente empresario de fama nacional, quien ni tardo ni perezoso denunció el hecho ante las más altas esferas del gobierno federal y Solís Gómez fue destituido del cargo la noche del 24 de febrero, pero en su carácter de ex gobernador se dejó pasar varias semanas entre el cateo y su salida, e incluso se le dio la oportunidad de que él presentara su renuncia. (Marcatextos 14 y 24/02/2014)

La primera versión que trascendió fue que Gerardo Octavio Solís giró la orden de cateo, pero luego todo quedó en que los elementos a su cargo actuaron por su cuenta, a sus espaldas y sin el conocimiento de su jefe.

Así, pues, luego de recordar lo sucedido en mayo de 2004 y en febrero de 2014 y compararlo con los hechos del 4 y 5 de junio pasado, podemos concluir que cualquier parecido con la realidad parece no ser una mera coincidencia sino un modus operandi ya conocido.