Las candidaturas independientes terminaron por ser decepcionantes…

Con esa calidad llegaron Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” a la gubernatura de Nuevo León; Manuel Clouthier Carrillo a la Cámara de Diputados; y Pedro Kumamoto Aguilar al Congreso del Estado.

Después de eso… la nada.

Hoy “El Bronco” está tras las rejas; Clouthier decidió retirarse de la política y atender su rancho; y Kumamoto fundó su partido político y es un silencioso regidor en Zapopan.

Por supuesto que no es cosa menor haber ganado una elección estatal -la gubernatura- y distrital -una diputación federal y otra local-, y sin duda que no sólo se valora el triunfo obtenido en las urnas -con todos sus asegunes- sino que sus nombres quedaron ya inscritos en la historia política del país. Pero salvo el caso del hijo de “Maquío”, con amplia experiencia política previa, “El Bronco” y Kumamoto terminaron atrapados por aquello que combatieron como “independientes” y que de alguna manera fue uno de los motores que los impulsaron a ganar su elección: el primero, el combate a la corrupción; el segundo, el combate a los grandes montos de financiamiento a los partidos políticos con la famosa frase de #sinvotonohaydinero.

“El Bronco” hoy está preso por presunto desvío de recursos públicos, mientras Pedro Kumamoto tiene su partido político y goza de prerrogativas millonarias que ya fueron motivo de escándalo y de reproche para Futuro Jalisco.

Si bien las candidaturas independientes están vigentes y aún hay quienes buscar llegar a los cargos públicos a través de esta vía, particularmente en los comicios locales, está más que visto que esta figura que tiene cabida en el sistema político mexicano, tan lleno de vicios creados desde los mismos Congresos -federal o estatales- donde se confecciona el modelo a modo de quienes están en el poder.

Es cierto que las candidaturas independientes son aún jóvenes, pero la primera experiencia electoral sobre quienes lograron ganar una elección y asumir un cargo por esta vía, ha sido decepcionante aunque no sorpresivo, pues en su momento advertimos en Marcatextos que terminarían por caer en las “garras” del sistema, como efectivamente sucedió. Aquí dimos cuenta puntual de las contradicciones y tropiezos de Kumamoto, pues una cosa fue su discurso en campaña y otra su actuar como diputado en el Congreso del Estado. A partir de entonces, no ha vuelto a ganar una elección, ni como candidato al Senado ni a la presidencia municipal de Zapopan.

En el caso de Jaime Rodríguez “El Bronco”, basta ver dónde se encuentra ahora.

¿Existe algún legado de los tres candidatos independientes a la vida política del país? Quizás el que demostraron que sí se puede ganar una elección, en circunstancias particulares, sin ser postulados por un partido político.

¿Dejaron algún beneficio para la historia política del país ejerciendo el cargo para el que fueron postulados y ganaron en las urnas? Ninguno, porque terminaron actuando como los demás políticos postulados por algún partido político, terminaron siendo igual que todos, y la muestra es de que, en el caso de Kumamoto, no volvió a recibir el apoyo mayoritario de la ciudadanía, en tanto que en el de “El Bronco” perdió todo interés por continuar en la política, al igual que Manuel Clouthier Carrillo.

Démosles el beneficio de la duda de que tuvieron buenas intenciones al contender como candidatos independientes, pero no deja de tener una pizca de ingenuidad cuando el sistema político mexicano es tan “aplastante” que no permitió que en el sexenio 2000-2006 se concretara desde la presidencia de la República la tan ansiada transición en el país y todo quedó en una simple alternancia.

Así, pues, las experiencias que hoy existen sobre las candidaturas independientes que ganaron su elección nos advierten de que mientras sean regidas por la actual legislación electoral, seguirán siendo un fracaso. Y lo peor es que no hay interés del Legislativo por hacer las modificaciones que se requieren para blindar y darle la fortaleza que requiere esta figura.

Finalmente se trata de mero “gatopardismo”, cambiar para seguir igual.

Y si no, al tiempo…